El 26 de enero de 1979 San Juan Pablo II llegó a México como parte de su primer viaje apostólico.
Antes de comenzar su peregrinación, el Santo Padre señaló que viajaba “a algunas zonas del Nuevo Mundo como mensajero del Evangelio ante millones de hermanos y hermanas que creen en Cristo”.
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San Juan Pablo II destacó su deseo de conocer a estos hermanos y hermanas, así como “abrazarlos, decir a todos —niños, jóvenes, hombres, mujeres, obreros, campesinos, profesionales— que Dios los ama, que la Iglesia los ama, que el Papa los ama”.
Este primer viaje comenzó apenas tres meses después de que San Juan Pablo II fuera elegido Sumo Pontífice el 16 de octubre de 1978.
El Papa visitó Santo Domingo, en República Dominicana; y Ciudad de México, Puebla, Oaxaca, Guadalajara y Monterrey, en México. En Bahamas estuvo en la capital, Nassau.
A su paso por México, el Santo Padre dirigió un mensaje a la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano que se celebró en Puebla, alentando a los obispos a “vigilar por la pureza de la doctrina, base en la edificación de la comunidad cristiana”, y destacó que esta labor es “el deber primero e insustituible del Pastor, del Maestro de la fe”.
Tras volver a Roma, San Juan Pablo II agradeció “al Señor y a la Santísima Virgen de Guadalupe por la ayuda constante con que me han favorecido en estos días, permitiéndome coronar felizmente una iniciativa delicada e importante emprendida en cumplimiento del mandato universal que el mismo Cristo me ha confiado llamándome a la responsabilidad de Vicario suyo en la Sede de Pedro”.
Esta noticia se publicó originalmente el 25 de enero de 2019.