"Un techo para Jesús", fue el lema de la "Misa por las 3 T: Tierra, Techo y Trabajo" que organizó la Pastoral Social de San Justo (Argentina) para pedir por las personas en situación de vulnerabilidad de los distintas villas del país.
Este año, el lugar de encuentro fue la Capilla San Jorge, en el barrio Las Antenas de Villa Insuperable, donde el Obispo de San Justo, Mons. Eduardo García, presidió la Eucaristía junto con los sacerdotes diocesanos y acompañado de numerosos fieles.
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La fecha escogida fue el 25 de diciembre, solemnidad de la Natividad del Señor, ya que según explicó Mons. García, "Dios puso su tienda entre nosotros y no encontraba techo, tuvo que andar buscándolo".
"Estuvo en condición de 'sin techo' y aquellos que tenían que procurarle un techo, golpearon puertas… El lugar, el techo, el cobijo, lo encuentran en una cueva de animales. Y allí nace el Hijo de Dios, porque 'no hay techo'", dijo el Obispo.
Señaló que "la situación de hoy es parecida en muchos lugares. La vida que viene a este mundo querida por Dios, no encuentra techo. Y nos vemos obligados a vivir entre animales". Sin embargo, aclaró, "Dios año tras año nos renueva su alianza, aquel que acampó entre nosotros, sigue acampando en cada vida que nace. Seamos capaces de conseguirle un techo".
Mons. García se refirió también a las situaciones injustas que deben enfrentar los pobres y cuestionó: "Al mirar un bebé, decimos: '¿Quién le negaría un techo?' Pero hay políticas y estructuras que siguen negándolo. Por eso tenemos que pedir a Dios para que los hombres escuchen esta necesidad: tierra, techo y trabajo".
Asimismo, recordó la importancia de compartir entre hermanos, porque de lo contrario el barrio "se transforma en insulto, en basural".
El techo lo "debemos seguir pidiendo", insistió el Prelado, pero además invitó a los presentes a ser "cobijo para nuestros hermanos, no queriéndolo solo para nosotros, sino para todos", porque "el pedido que Dios escucha con amor, lo devuelve transformado en gracia".
Respecto al trabajo, Mons. García aseguró que debe ser "digno" y que no tenga "mal pago, ni que lleve a otros a la indignidad. Donde cada uno pueda sentirse que está construyendo el mundo, que está dando alegría a su familia, y que el esfuerzo y la honradez valen la pena. El trabajo digno hace que no contaminemos las manos ni el corazón".
Finalmente, el Obispo de San Justo elevó su oración a Jesús, María y José "que bien conocen estas penurias y supieron ponerle el pecho a estas dificultades", y pidió por "la tierra, que es de todos; por el techo, que cada uno necesita; y por el trabajo, que dignifica la vida".