Durante la Misa matutina celebrada este 7 de enero en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco animó a los cristianos a no decir solo palabras sino, vivir los mandamientos de forma concreta siguiendo el ejemplo de Jesús.
"Creer que Dios, el Hijo de Dios vino en carne, se hizo uno de nosotros. Esta es la fe en Jesucristo: un Jesucristo, un Dios concreto, que ha sido concebido en el vientre de María, que nació en Belén, que creció como un niño, que huyó a Egipto, que regresó a Nazaret, que aprendió a leer con su padre, a trabajar, a ir hacia adelante y luego la predicación ... concreta: un hombre concreto, un hombre que es Dios pero es hombre. No es Dios disfrazado de hombre. No. Hombre, Dios que se hizo hombre. La carne de Cristo. Esta es la concreción del primer mandamiento", dijo el Papa.
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Además, el Santo Padre explicó que el segundo mandamiento también es concreto. "Amar, amarnos los unos a los otros, amor concreto, no amor de fantasía: 'Te quiero, cuánto te quiero' y luego con mi lengua te destruyo, con los chismes. No, no, no. Amor concreto. Es decir, los mandamientos de Dios son la concreción y el criterio del cristianismo es la concreción, no las ideas y las palabras hermosas. Concreción. Y este es el reto", aseguró.
Refiriéndose al apóstol San Juan, un "apasionado de la Encarnación de Dios", el Pontífice subrayó que "la vida del cristiano es concreción de la fe en Jesucristo y en la caridad, pero también es lucha, porque recibimos siempre ideas o falsos profetas que proponen un Cristo 'suave', sin carne y el amor hacia el prójimo un poco relativo… 'Sí, estos están de mi parte, ellos, no'", exclamó.
Por ello, el Santo Padre invitó a dedicar cada día unos minutos para preguntarse qué sucede en el propio corazón y buscar a un acompañante espiritual. "Es importante para el cristiano el coloquio espiritual con gente de autoridad espiritual" remarcó.
"No es necesario ir al Papa o al Obispo para ver si aquello que siento es bueno, sino que hay tanta gente, sacerdotes, religiosos, laicos que tienen esta capacidad de ayudar a ver qué sucede en mi espíritu para no equivocarme. Jesús ha tenido que hacer esto al inicio de la vida cuando el demonio le visitó en el desierto y le propuso tres cosas, que no eran de acuerdo al Espíritu de Dios, y Él rechazó al demonio con la Palabra de Dios". "Si a Jesús le sucedió esto, también a nosotros, también a nosotros. ¡No tengan miedo!", pidió.
El Papa dijo que también en el tiempo de Jesús "había gente con buena voluntad: que pensaba que el camino de Dios era otro, como por ejemplo los fariseos, saduceos, esenios, celotes, 'todos tenían la ley en la mano', pero no eligieron el mejor camino".
Por eso, llamó a vivir la obediencia en el "sentido de la disciplina de la Iglesia", a vivir concretamente la caridad, la fe de la Iglesia que "ayuda a crecer" y pide amar a los hermanos y hermanas concretas, incluso si "algunos no son fáciles de amar".