El Arzobispo Metropolitano de Piura, Mons. José Antonio Eguren, advirtió este 4 de enero de los "vicios" de la vida política, al tiempo que aconsejó diversas virtudes a quienes ingresan en esta práctica.
En su homilía por la Misa y Te Deum por el 198° aniversario del grito libertario en Piura, Mons. Eguren señaló que, ante la presencia de nuevas autoridades, "es bueno prevenirlos de los vicios de la política, pero también señalarles las virtudes y valores que hay que practicar en ella".
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"Los vicios socavan el ideal de una democracia auténtica y se vuelven contra la dignidad de la persona humana y hacen inalcanzable el bien común", dijo.
"Por ello hay que combatirlos y desterrarlos".
"En cambio –continuó–, las virtudes y valores que señalaremos crean las condiciones para un futuro digno y justo, y se vuelven en una forma eminente de caridad".
El Arzobispo de Piura indicó que "entre los vicios de la política que ponen en peligro la paz social y que son una verdadera vergüenza y que por tanto hay que combatir y desterrar radicalmente, encontramos la corrupción, en sus múltiples formas, como son la apropiación de los bienes públicos, el enriquecimiento ilícito, el aprovechamiento de las personas, y el uso de las influencias para torcer la justicia hacia el propio interés personal o de grupo".
"Son también vicios de la política la negación del derecho, el incumplimiento de las leyes, el abuso del poder mediante la fuerza y la imposición, la manipulación de la información, los odios y venganzas, la adulación, el racismo, la xenofobia, el descuido, y el maltrato de la creación".
El Prelado peruano advirtió que "estos vicios restan credibilidad al sistema democrático de vida, así como a las decisiones y a las acciones de aquellos que se dedican a la vida política".
Por otro lado, señaló, "entre las virtudes y valores que hay que practicar en la vida social y política están el servicio, la veracidad, la honradez, la sencillez, el respeto fundamental a la vida humana desde su concepción hasta su fin natural, la promoción y defensa de la familia basada en el matrimonio entre un varón y una mujer".
También son virtudes de la vida política, dijo, "el respeto del derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos, el reconocimiento y defensa de la dignidad de la persona humana creada a imagen y semejanza de Dios, el respeto a la libertad religiosa, la promoción de la justicia y la paz, el fomento de la igualdad entre varones y mujeres".
Además, señaló a "la lucha contra la violencia hacia la mujer y contra el abuso de los niños y adolescentes, la promoción de la participación de los jóvenes en la vida social, el fomento del diálogo inter generacional, y finalmente la protección de los más débiles, pobres y de los ancianos".