En el marco del Día de los Santos Inocentes, el Arzobispo de Barranquilla (Colombia), Mons. Pablo Salas Anteliz, dijo que en esta fiesta se puede escuchar las voces de muchas madres colombianas que lloran a sus hijos asesinados a lo largo de años de violencia.
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"Hoy se escucha la voz de una madre que llora a sus hijos de manera desconsolada. Es el grito de una madre que llora a sus hijos, es un grito que por mucho tiempo los colombianos hemos venido escuchando. Los colombianos no solamente hemos tenido que llorar la muerte de los seres queridos, sino de muchos inocentes", dijo el Prelado a través de un videomensaje.
En Colombia el conflicto interno que se remonta a hace más de 60 años ha dejado "más de 260.000 muertos, decenas de miles de desaparecidos, casi siete millones de desplazados, violaciones, secuestros e incontables tragedias personales", según señala un informe del Centro Nacional de Memoria Histórica.
En su videomensaje, Mons. Salas indicó que la fiesta de los Santos Inocentes debe recordar la "urgencia" de reconciliación, perdón y misericordia a todo el pueblo de Colombia.
También, afirmó que muestra "la dinámica" de "respeto, fraternidad, perdón, reconciliación y la paz" en la que se debe vivir, dejando de lado "ambiciones personales que pasan por encima de los niños inocentes e indefensos".
"Hagamos presente la necesidad de consolar a los tristes, a los descartados, a las familias destruidas, desplazadas, a las que les fueron arrebatadas sus hijos de manera injusta. Para que esta voz de la madre que llora a sus hijos no se vuelva a escuchar en nuestra patria", expresó el Arzobispo de Barranquilla.
Finalmente, pidió especialmente a la Virgen María que interceda por todos aquellos que han sido víctimas de la violencia y, en especial, por aquellas madres que perdieron a sus hijos.
En el Día de los Santos Inocentes se conmemora a todos aquellos niños menores de dos años que Herodes mandó matar en Belén tras haber sido burlado por los Reyes Magos, que regresaron a sus países por otra ruta para no revelarle dónde estaba el Niño Jesús.
En el siglo IV se instituyó esta fiesta para venerar a estos niños que murieron como mártires. La tradición oriental los recuerda el 29 de diciembre, mientras que la latina, el 28.