El Obispo de Ciudad Quesada (Costa Rica), Mons. José Manuel Garita Herrera, condenó el reciente asesinato a golpes de una niña de un año y dos meses de edad, un hecho "desgarrador" que llama a la población a preguntarse "¿qué sociedad queremos?".
La menor, identificada como "M", fue llevada primero al Hospital William Allen Tylor en la provincia de Cartago. Su madre y su padrastro la ingresaron por una aparente caída, pero los médicos detectaron fuertes golpes en la cabeza y fracturas en el cuerpo y dieron aviso a las autoridades por un posible caso de agresión.
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Luego la niña fue trasladada al Hospital Nacional de Niños de San José, donde falleció la noche del 10 de diciembre, una semana después de los hechos. Se informó que la pareja está con prisión preventiva de seis meses y podría ser condenada a una pena de entre 20 y 35 años de cárcel.
"Este hecho es desgarrador y mueve las fibras más sensibles de nuestra sociedad, pues, la violencia desatada contra un bebé indefenso debe realmente ponernos a pensar y tomar acciones sobre la sociedad que integramos y, sobre todo, de la sociedad que queremos. Y no olvidar preguntarnos: ¿Por qué tanta violencia, por qué tanta agresión? ¿Cuáles son las causas de este mal que cada vez más se convierte en epidemia nacional?", cuestionó el Prelado.
Mons. Garita Herrera señaló que "si queremos un futuro para nuestro país, debemos pensar en nuestros niños, en ambientes sanos, en familias que los cuiden, en comunidades seguras y que en todas las instituciones haya una labor asidua para procurar y garantizar su seguridad".
"No deberíamos estar contando en nuestro país víctimas de agresión o cualquier otro tipo de violencia. Deberíamos, más bien, alegrarnos por cada niño que nace, que crece y se desarrolla adecuadamente", expresó en su segmento radial Fermento del 18 de diciembre.
A pocos días de la Navidad, el Obispo de Ciudad Quesada recordó que "los niños son los preferidos de Jesús" y pidió medidas para que "crezcan de manera natural, sin robarles la inocencia, para que se desarrollen lejos de ambientes de odio y agresión".
"Hay que buscar los mecanismos para sanar en nuestras familias aquellas situaciones que impiden tratar a los niños con calidez y amor. Debemos, en todas las instancias de la sociedad, ser rigurosos para tener extremos cuidados para ellos", insistió.
El Prelado indicó que si bien en Navidad se les da a los menores obsequios materiales, no se debe olvidar que "lo principal es que les regalemos atención, afecto, cariño, aprecio y respeto".
"Lo principal es que cuidemos de ellos, que les enseñemos el camino para llegar a Jesús, y esto sólo lo lograremos dando testimonio de bondad y nobleza, y un amor como el que el Señor nos regala", afirmó.
El Obispo dijo que "si queremos una sociedad llena de esperanza, pensemos en nuestros niños, en los que tienen hogar, pero también en aquellos niños abandonados y maltratados. Sin distinción alguna: los niños son el futuro de nuestro país".