El Obispo de Terrassa (España), Mons. Josep Àngel Saiz Meneses, afirmó que en el tercer domingo de Adviento, conocido como domingo de la Alegría o dominica Gaudete, San Juan Bautista recuerda el llamado a la conversión personal.
En su carta titulada Dominica Gaudete, publicada por la revista Ecclesia, el Prelado explica que "el tercer domingo de Adviento es conocido popularmente como la Dominica Gaudete porque nos ayuda a entrever con esta expresión latina de una manera contenida el gozo por la proximidad de la Navidad, del Nacimiento del Hijo de Dios hecho hombre".
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El tercer domingo de Adviento es llamado domingo de gaudete, o de la alegría, por la primera palabra del introito de la Misa: Gaudete, es decir, regocíjense.
En esta fecha se permite la vestidura rosa para el sacerdote como signo de gozo, y la Iglesia invita a los fieles a alegrarse porque ya está cerca el Señor. En la Corona de Adviento se enciende la tercera llama, la vela rosada.
En su carta, el Obispo de Terrassa afirma que "en este domingo San Juan Bautista quiere ayudarnos una vez más a concretar en la vida de las personas la llamada a la conversión. Una conversión que debe llegar a los detalles más pequeños de la vida de cada día y de la relación con las personas. Una conversión que hay que vivir desde la actitud de la humildad y la convicción de la firmeza de la fe".
El Prelado luego comenta algunos alcances de su plan pastoral diocesano para los próximos cinco años, en los animará que su diócesis sea una Iglesia en salida como anima el Papa Francisco.
"Realmente es la comunidad cristiana entera la que ha de actuar como una verdadera familia saliendo al encuentro de la persona necesitada, con iniciativas y, si es posible, con anticipación", indica.
Volviendo luego al tema de la conversión personal, Mons. Saiz recuerda que esta "debe ir acompañada de la conversión comunitaria, y el Santo Padre nos recuerda que también debe llegar a la conversión de las estructuras de comunión que hay en la Iglesia, es decir, a la diócesis, al arciprestazgo y a las parroquias".
"Sin este trabajo de conversión pastoral y de auténtica renovación, probablemente la acción evangelizadora de la Iglesia en el mundo actual podría perder fuerza e incluso debilitarse", precisa.
"Vislumbremos ya la celebración de la Navidad, expresemos el gusto por formar parte del pueblo de los bautizados, pero no olvidemos que este camino pide nuestra conversión personal y comunitaria. Que el camino del Adviento nos ayude a ello", concluye el Obispo.