El Director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, Greg Burke, informó que el Papa Francisco viajará a Bulgaria y Macedonia del 5 al 7 de mayo de 2019. En este último país visitará la ciudad de Skopje, donde nació la Madre Teresa de Calcuta, fundadora de las Misioneras de la Caridad.
Según indicó Greg Burke este 13 de diciembre, el viaje apostólico a Europa del Este se realiza como respuesta a la invitación realizada al Santo Padre por parte de las máximas autoridades políticas y religiosas de Bulgaria y de Macedonia.
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Durante su estancia en Bulgaria, el Pontífice visitará las ciudades de Sofía y de Rakovski, mientras que en Macedonia la visita se limitará a la ciudad de Skopje.
En Skopje, actual capital de Macedonia, nació la Madre Teresa el 26 de agosto de 1910. En ese entonces la ciudad se llamaba Uskub y pertenecía a Albania, dentro del Imperio Otomano.
Por el momento, la Sala de Prensa del Vaticano no ha facilitado detalles del programa a estos dos países de la península de los Balcanes.
Bulgaria es un país de la Unión Europea que estuvo bajo un régimen comunista en la órbita de la Unión Soviética desde 1946 hasta 1989. Una vez derrocado el Partido Comunista, el país aprobó el 12 de julio de 1991 una Constitución democrática que instauró una república parlamentaria.
Con una población de más de siete millones de habitantes, la religión mayoritaria de Bulgaria es el cristianismo ortodoxo (76%). La segunda religión del país es el islam, que practican el 9,5% de la población, mientras que sólo el 0,8% de los búlgaros son católicos.
Por su parte, la Ex República Yugoslava de Macedonia (nombre provisional debido al veto griego que considera que el nombre de "Macedonia" supone una usurpación de la identidad griega, ya que una región de Grecia tiene esa misma denominación), logró su independencia de la Yugoslavia comunista el 8 de septiembre de 1991.
Su sistema político desde entonces es la democracia parlamentaria, sin embargo, su política fuertemente impregnada por el sentimiento nacionalista ha impedido una relación fluida y amistosa con sus vecinos, principalmente Grecia y Bulgaria.
La población de Macedonia, unos dos millones de habitantes, es mayoritariamente ortodoxa (el 70%). Cuenta también con una amplia población musulmana de origen turco (el 27%). Al igual que en Bulgaria, los católicos son una pequeñísima minoría.
Ambos países mantienen tensiones políticas y sus relaciones diplomáticas se caracterizan por la desconfianza. Las autoridades búlgaras acusan al Gobierno macedonio de emplear un agresivo discurso nacionalista antibúlgaro y de apropiarse de la historia búlgara, otorgando una identidad macedonia a personajes históricos y héroes búlgaros.
Por su parte, Macedonia acusa a los búlgaros de no aceptar la identidad macedonia y de considerar su territorio como búlgaro, expropiado en un hechos histórico que se remonta al siglo XIX.
Lo cierto es que ambas naciones comparten importantes elementos culturales e históricos, además de que las lenguas mayoritarias de ambos países, el búlgaro y el macedonio, son muy similares y perfectamente comprensibles de forma mutua.
En un intento de limar diferencias, Bulgaria y Macedonia firmaron en 2017 un Acuerdo de Buena Vecindad, piedra angular de las relaciones bilaterales entre ambos Estados.
Sin embargo, Bulgaria sigue acusando a su vecino de propaganda antibúlgara, discriminación a la minoría búlgara y manipulación de la historia, por lo que sigue bloqueando las conversaciones para la incorporación de Macedonia a la Unión Europea.