El Papa Francisco animó en su vocación y misión a la Orden de los Mercedarios este jueves 6 de diciembre. En la Sala Clementina del Vaticano el Pontífice les dijo que "seguir a Cristo significa dar la vida para salvar almas".
Con motivo del Jubileo por el octavo centenario de fundación de la Orden, el Santo Padre aseguró que este es "un tiempo de gracia en el que han tenido la oportunidad de experimentar el amor misericordioso de Dios en el camino recorrido, como también de examinar el presente y establecer las líneas guía para seguir con renovado espíritu".
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El Papa recordó que "seguir a Cristo significa dar la vida para salvar almas" y añadió "todos sabemos de la importancia del seguimiento de Cristo, pero a veces en vez de seguirlo planteamos nuestra vida como si fuera Él el que nos tiene que seguir a nosotros".
En esta línea, el Pontífice alertó que son difíciles "los caprichos de los religiosos" que son una tentación y reiteró que "seguir a Jesús no es cuestión de metodología" sino que "es dejar que Él nos preceda, que marque el ritmo del caminar personal y comunitario".
Sobre el carisma mercedario, el Santo Padre afirmó que "es de actualidad y está llamado a dejarse interpelar por los nuevos campos de acción y de 'servicio redentor', como pueden ser la promoción de la dignidad de la persona humana, la prevención de esclavitudes físicas o espirituales, el acompañamiento y la reinserción de los más vulnerables de nuestra sociedad".
Por este motivo, el Papa animó a la familia mercedaria, consagrados y laicos, a dejarse inspirar por la "creatividad de Dios", aún cuando eso suponga un tener que romper los propios esquemas que, con el tiempo, se fueron añadiendo al carisma fundacional.
"El que sigue a Cristo lo hace dando la vida; no es un seguimiento parcial" señaló el Santo Padre quien recordó al joven rico del Evangelio quien "quiso hacer un seguimiento parcial y no pudo" por lo que exhortó a "fiarse del Señor" que significa "entregarnos a Él sin guardarse nada en el bolsillo; no solo dando lo material y lo superfluo, sino darle todo lo que consideramos como propio, hasta nuestros gustos y opiniones".
"La entrega de la propia vida no es algo opcional, sino que es la consecuencia de un corazón que fue 'tocado' por el amor de Dios", precisó.
Por otro lado, el Papa destacó que los miembros de la Orden de la Merced "están llamados a salir para salvar a los cristianos que están en peligro de perder la fe, que se ven degradados en su dignidad como personas y enredados en principios y sistemas opuestos al evangelio".
En este sentido, el Santo Padre aseguró que "hoy, como en otras épocas de la historia, el cristiano está amenazado por ese triple enemigo: el mundo, el demonio y la carne. Estos peligros están a veces camuflados no los reconocemos, pero sus consecuencias son evidentes, adormecen la conciencia, provocan una parálisis espiritual que lleva a la muerte interior" por lo que agregó que "también nosotros debemos estar atentos para no caer en ese estado de falta de vitalidad espiritual".
El Papa también invitó a los miembros de esta Orden redentora a "experimentar primero en sí mismos la redención de Cristo para ayudar a sus hermanos a descubrir al Dios que salva. 'Redimidos para redimir', buena definición de su vida y vocación", aseguró.
Al finalizar, el Santo Padre los animó "a seguir siendo portadores de la redención del Señor a los presos, a los refugiados y los migrantes, a los que caen en las redes de la trata de personas, a los adultos vulnerables, a los niños huérfanos y explotados. Lleven a todos los que son descartados por la sociedad la ternura y la misericordia de Dios".