El Papa Francisco expresó a los miembros de la comunidad académica pontificia su deseo de que la belleza de la eternidad y de la resurrección ocupen un lugar central en la evangelización.
El Pontífice dijo que la enseñanza de la Iglesia sobre la vida eterna y la resurrección no son suficientemente anunciadas en la catequesis.
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Así lo señaló en su mensaje dirigido al Cardenal Gianfranco Ravasi, Presidente del Pontificio Consejo de la Cultura y del Consejo de Coordinación entre las Academias Pontificias con motivo de la XXIII Sesión Pública de las Pontificias Academias.
"Deseo que, tanto a nivel teológico como a nivel del anuncio, de catequesis y de formación cristiana, se renueve el interés y la reflexión sobre la eternidad, sin la cual la dimensión del presente queda privada de un sentido último, de la capacidad de renovación, de la esperanza en el futuro", indicó.
"Proponer eficazmente y apasionadamente, tanto mediante un lenguaje adecuado a nuestra cotidianidad como en la oportuna profundización, el corazón de nuestra fe, la esperanza que nos anima y que da fuerza al testimonio cristiano en el mundo: la belleza de la eternidad".
El Papa afirmó que las palabras del Credo niceno-constantinopolitano, "espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro", y "creo en la resurrección de la carne y en la vida eterna", reflejan la esperanza cristiana en un futuro glorioso, de una salvación eterna.
Estas palabras, esa esperanza en la eternidad, en la resurrección, son "el núcleo esencial de la fe cristiana, de una realidad estrechamente conectada con la profesión de fe en Cristo muerto y resucitado".
Sin embargo, a pesar de su importancia y centralidad en la fe cristiana, advirtió que "la reflexión escatológica sobre la vida eterna y sobre la resurrección no encuentra el espacio y la atención que se merece en la catequesis y en las celebraciones".
De hecho, afirmó que "en ocasiones da la impresión de que este tema se olvida y se deja fuera voluntariamente porque, aparentemente, resulta lejano, extraño a la vida diaria y a la sensibilidad contemporánea".
Es algo que, según el Papa, no sorprende. "Uno de los fenómenos que marca la cultura actual, de hecho, es el cierre a los horizontes trascendentes, el repliegue sobre uno mismo, el vínculo casi exclusivo al presente, olvidando o censurando las dimensiones del pasado y, sobre todo, del futuro", indicó.
De esta manera, sobre todo entre los jóvenes, "el futuro, así como la muerte, se presentan, en este contexto, inevitablemente como algo muy lejano, indescifrable y del todo inexistente".
Pero "la poca atención al tema de la eternidad, de la esperanza cristiana que anuncia la resurrección y la vida eterna en Dios y con Dios, puede depender también de otros factores".
Por ejemplo, "el lenguaje tradicional empleado en la predicación o en la catequesis para anunciar esta verdad de fe puede parecer hoy prácticamente incomprensible y transmitir, en ocasiones, una imagen poco positiva y atractiva de la vida eterna".
"El otro rostro de la vida puede, así, percibirse como monótono y repetitivo, aburrido, además de triste y del todo insignificante e irrelevante para el presente".
Como remedio, el Papa animó a regresar a los textos clásicos del cristianismo. En concreto, sugirió al Padre de la Iglesia San Gregorio de Nisa y su homilía sobre el Cantar de los Cantares.
Francisco señaló que San Gregorio "concebía la vida eterna como una condición existencial no estática, sino dinámica y vivaz".
También citó a Santo Tomás de Aquino, quien subrayaba que "en la vida eterna se cumple la unión del hombre con Dios".
En este sentido, aseguró que las reflexiones de los Padres de la Iglesia y de los grandes teólogos pueden ayudar a transmitir eficazmente "la belleza de la Eternidad".
Por último, el Papa citó a los premiados por las Academias Pontificias, como el doctor Stefano Abbate por su tesis doctoral sobre "La secularización de la esperanza cristiana a través de la gnosis y el ebionismo. Estudio sobre el mesianismo moderno" y el doctor Francisco Javier Pueyo Velasco por su obra "La plenitud terrena del Reino de Dios en la historia de la teología".
Además, se le ha concedido la Medalla del Pontificado al doctor Guillermo Contín Aylón, por la tesis "Vado ad Patrem. La Ascensión de Cristo en el Comentario a Juan de Santo Tomás de Aquino".