La Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) publicó su mensaje de Adviento en el que señaló que ante la grave crisis que atraviesa el país se necesita el testimonio de profetas no armados, que luchen pacíficamente y promuevan la solidaridad entre todos.
"El mundo actual necesita también el testimonio de profetas no armados. Este principio de caridad evangélica debe ser nuestra fortaleza y aunque actúa paulatinamente y de manera silenciosa apunta a fundamentos sólidos", dijeron los prelados en el texto difundido el 2 de diciembre.
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"Exhortamos a los nicaragüenses a no dejarse seducir por soluciones inmediatistas, sino actuar cívicamente porque la nueva Nicaragua necesita de líderes no violentos que conquiste, de la mano de Dios, metas de libertad y justicia", resaltaron los prelados.
"La no violencia activa rompe la lógica bélica en la que se ha enfrascado el mundo actual, donde las armas valen más que la persona humana", precisaron.
Los obispos recordaron que "ningún cristiano puede casarse con las ideologías de turno. Esto es incompatible con el seguimiento de Jesús, pues no se puede servir a dos señores".
Asimismo llamaron a los nicaragüenses a volver "hoy más que nunca" a "las raíces cristianas", e indicaron que "ante las campañas de desprestigio y deshonra de las personas de Iglesia, debemos responder con mayor oración, penitencia y testimonio de vida".
"Recordamos que estamos ante una crisis que tiene profundas raíces en el pecado estructural o social. Por ello llamamos a la conversión a todos. Solo asumiendo el modo de ser de Cristo tendremos una perspectiva justa que busque el perdón y la reconciliación entre hijos de una misma nación".
En medio de la violencia, la inseguridad, las detenciones y las muertes de muchas personas, subrayaron los obispos, "la Iglesia de Cristo permanece y espera en su Señor. La óptica de la fe es la que nos permite esperar contra toda esperanza. Dios tiene la última palabra sobre la vida y la historia de los pueblos y por lo tanto de nuestra propia patria".
"Los gestos de solidaridad, de amor y de perdón son claves para enfrentar la violencia que busca generar círculos de muerte. En efecto, asumir lo humano fundamental es una forma de lucha cívica sobre todo cuando todos tomamos seriamente la libertad de expresión, la protesta pacífica, etc.".
Asimismo señalaron que "los cristianos hemos de redoblar nuestra vida de oración y testimonio ante el temor y el pesimismo que intenta imponerse, primero en los corazones y luego en los estratos de la vida humana incluyendo a nuestras comunidades cristianas".
"Nadie ha de quedarse con los brazos cruzados ante el dolor de quienes, aunque siendo adversarios, no dejan de ser hermanos", precisaron.
Los obispos alentaron también a rezar pidiendo el don de la paz, ya que "los nicaragüenses ya sufrimos en carne propia los embates de la lucha fratricida. Esto no nos hizo más humanos, al contrario, abrió heridas que aún no han sido curadas y que todavía supuran odio y violencia".
La crisis en Nicaragua
Desde el mes de abril Nicaragua enfrenta una grave crisis por las protestas contra el autoritarismo del presidente Daniel Ortega.
Las manifestaciones civiles han sido violentamente reprimidas por los grupos afines al Gobierno. Además varios obispos y sacerdotes han sido atacados y amenazados.
Con el deceso del joven Matt Andrés Romero el pasado 23 de septiembre y otros dos fallecidos en los últimos días, aumentaron a 325 las muertes desde que comenzaron las protestas, que incluyen 23 niños y adolescentes, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Sin embargo, según la Asociación Nicaragüense para los Derechos Humanos, los muertos superan los 530 y habría demás más de 1300 desaparecidos.
El Gobierno también puso en marcha una campaña de desprestigio contra la Iglesia Católica, en especial contra Mons. Silvio Báez, Obispo Auxiliar de Managua, que cuenta con el apoyo del Arzobispo de la capital nicaragüense, Cardenal Leopoldo Brenes.
Mons. Báez es tal vez el obispo más crítico del régimen que lidera Ortega, lo que he valido más de un ataque oficialista.