De visita en Chile como representante de la Pastoral de la Movilidad Humana, el Arzobispo de Miami (Estados Unidos), Mons. Thomas Wenski, afirmó que "la Iglesia siempre es una" y dentro de ella "no hay extranjeros".

 

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"Todos somos hijos de Dios y tenemos que dar testimonio de que la diversidad de razas, pueblos o idiomas no nos divide como seres humanos. Lo que nos divide es el pecado", aseguró quien es también miembro del Secretariado de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos para la Iglesia en América Latina. La diversidad nos enriquece, afirmó.

El 27 de noviembre Mons. Wenski se reunió con el Arzobispo de Santiago, Cardenal Ricardo Ezzati, para conversar sobre la realidad de los haitianos asentados en Chile y los programas de acompañamiento que ofrece la Iglesia a esta comunidad de más de cien mil personas.

Al encuentro también asistió el P. Juan Molina, director ejecutivo de la Colecta de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos para América Latina; y el P. Marcio Toniazzo, director del Departamento de Movilidad Humana del Arzobispado de Santiago.

 

 

Tras el encuentro, Mons. Wenski recordó que los padres del Concilio Vaticano II dijeron que el ser humano solo puede realizarse a través del don de sí mismo, una perspectiva desde la cual debe mirarse el fenómeno de la emigración.

"Yo creo que debemos cuidar la emigración como una expresión de ese darse uno mismo, porque los migrantes no vienen buscando aventuras, sino con un propósito muy claro, ayudar a sus familiares", sostuvo el obispo estadounidense en declaraciones a la Oficina de Comunicaciones del Arzobispado de Santiago.

"Por eso que donde están los haitianos hay una oficina de Western Union, para enviar las divisas a su patria, y eso es el don de sí mismo, el sacrificio para el bien de sus familias", señaló.

Sobre su paso por Chile, Mons. Wenski indicó que "es una visita de solidaridad con el pueblo haitiano", con quienes compartió y celebró la Eucaristía en distintas zonas de la arquidiócesis.

El Prelado afirmó que el haitiano viene para superarse, porque "desafortunadamente en Haití no ven esa esperanza, entonces la buscan en otros lugares y Chile es uno de ellos, como Estados Unidos y Brasil".

"El haitiano es muy trabajador y tiene un sentido religioso muy fuerte. No se rinde ante las dificultades y sigue adelante tratando de superarse", dijo.

Por su parte, el Cardenal Ezzati calificó la visita del Arzobispo de Miami como "un gesto de mucha fraternidad con la Iglesia en Chile de parte de la Iglesia en los Estados Unidos".

"Es una expresión de esta realidad cristiana, muy viva y necesaria, que expresa desde la perspectiva humana y civil el gran ideal de ser una patria grande, donde en cualquier parte del mundo uno se pueda sentir en su propia casa, más allá de la lengua, las costumbres y la cultura. Así que aprecio enormemente esta visita", concluyó.