El Cardenal Ricardo Blázquez, Presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y Arzobispo de Valladolid, inauguró la Asamblea Plenaria con un discurso en el que habló sobre el pasado sínodo de los jóvenes y el discernimiento vocacional, los abusos sexuales en el seno de la Iglesia, entre otros.
Durante el discurso inaugural, el Card. Blázquez hizo suyo "el agradecimiento a los que han tenido la valentía de denunciar el mal padecido", ya que según precisó, "ayudan a la Iglesia a tomar conciencia de cuanto ha ocurrido y de la necesidad de reaccionar con decisión".
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También apreció "el compromiso sincero de innumerables laicos y laicas, sacerdotes, consagrados, consagradas y obispos, que diariamente se entregan con honestidad y dedicación al servicio de los jóvenes".
En ese sentido el Presidente de la CEE aseguró, tal y como se recoge en el documento final del Sínodo sobre los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional, que "los diversos tipos de abuso realizados por algunos obispos, sacerdotes, religiosos y laicos provocan en quienes son víctimas, entre los cuales hay muchos jóvenes, sufrimientos que pueden durar toda la vida y a los que ningún arrepentimiento puede poner remedio".
Este fenómeno "difundido en la sociedad, toca también a la Iglesia y representa un serio obstáculo a su misión", por eso subrayó que "reitera el firme compromiso de adoptar rigurosas medidas de prevención que impidan repetirse, a partir de la selección y de la formación de aquellos a los que serán confiados tareas de responsabilidad y educativas".
Otro de los temas que el Cardenal Blázquez habló durante el discurso de la Asamblea Plenaria fue "Pablo VI y la Iglesia en España".
En este año en el que se han cumplido también 40 años de la Constitución española, el Arzobispo de Valladolid explicó que la Carta Magna "selló un consenso entre todos los españoles, al terminar el régimen anterior. A la inquietud sucedió la esperanza: con la generosidad de todos hemos vivido un largo periodo de paz", y apuntó que "la Iglesia, en vías de renovación por el Concilio Vaticano II, colaboró eficazmente en aquel singular periodo de la historia".
"Los católicos estamos satisfechos de haber prestado la ayuda que estaba en nuestras manos, nos sentimos bien integrados en el sistema democrático y es nuestra intención continuar participando, desde nuestra identidad, en la justicia, la solidaridad, la paz, la convivencia y la esperanza de nuestra sociedad", aseguró el Purpurado.
En ese sentido el Cardenal aseguró que "debemos renovar el espíritu de la Transición y animados por él afrontar las cuestiones que el tiempo nos va encomendando".
"La Constitución selló la reconciliación de todos los españoles y es la ley fundamental de nuestra convivencia. La misma Constitución ha previsto el procedimiento para que el texto fijado no se petrifique sino esté abierto a las oportunas reformas y actualizaciones", indicó.
"La Constitución ha tenido vigencia durante varios decenios; unas generaciones ejercieron entonces la responsabilidad primera; pero su alcance se extiende a las generaciones presentes y futuras", explicó.
Sobre el Sínodo sobre los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional, realizado en octubre en el Vaticano, el Cardenal Blázquez explicó que "la relación entre jóvenes y obispos ha sido de mutua escucha y de satisfacción compartida", y que se trata de "un procedimiento que debe tomar forma y proseguir en las diócesis, parroquias, asociaciones".
"Probablemente el compartir la oración, la escucha y la búsqueda de nuevos caminos para Dios aquí y en diversas situaciones eclesiales sea una de las grandes lecciones de la Asamblea recientemente clausurada", aseguró el Cardenal.
Ante la carencia de vocaciones a la vida religiosa, el Presidente de la CEE aseguró que se debe "responder, ante todo, cultivando la iniciación cristiana". Aseguró que "en toda vocación cristiana hay una dimensión personal insustituible. Hay un diálogo entre el Señor que llama y el invitado que responde, el único autorizado para llamar eficazmente es Jesús".