Católicos y taoístas han dado un importante paso en el camino del diálogo interreligioso con la firma de una declaración con la que pretenden reforzar los "lazos de amistad" y se comprometen en la defensa de la familia y de los derechos humanos.
Esta declaración es fruto del Segundo coloquio cristiano-taoísta que se ha celebrado del 5 al 7 de noviembre en la Catedral de Singapur entre el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, la Archidiócesis de Singapur y la Federación Taoísta de Singapur.
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El coloquio se desarrolló con el tema "Ética cristiana y taoísta en el diálogo" y participaron setenta académicos y practicantes del diálogo interreligioso, cristianos y taoístas, principalmente de Singapur, pero también de China, Francia, Corea del Sur, Malasia, Suiza, Taiwán y el Vaticano.
También estuvieron presentes un representante de la Federación de Conferencias Episcopales de Asia y otro del Consejo Mundial de las Iglesias.
La declaración final reconoce que este foro cristiano-taoísta "ha ayudado a fortalecer nuestros lazos de amistad y a nutrir nuestro deseo de una mayor colaboración".
Ambas comunidades afirman, de acuerdo con "las enseñanzas éticas fundamentales de nuestras tradiciones religiosas de hacer el bien y evitar el mal", "que nadie puede escapar a la responsabilidad moral de transformar estructuras sociales, económicas, políticas, culturales, religiosas y legales injustas".
Reconocen "que la crisis ética actual requiere un redescubrimiento de valores universales basados en la justicia social, la ecología integral y la dignidad de la vida humana en cada etapa y circunstancia".
Por lo tanto, "la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) sigue siendo una expresión fundamental compartida de la conciencia humana para nuestros tiempos y ofrece una base sólida para promover un mundo más justo".
"Creemos en la capacidad de nuestras tradiciones religiosas para inspirar una respuesta multifacética a los desafíos de nuestros tiempos. Por lo tanto, es necesario mejorar los métodos de comunicación de nuestras tradiciones e historias en un idioma que sea fácilmente comprensible".
También "creemos que las familias, las instituciones educativas y las comunidades religiosas son lugares de formación moral y espiritual donde los jóvenes de hoy pueden aprender a dar forma al mundo de mañana para convertirlo en un lugar mejor".
Por último, "hemos visto que los intercambios interpersonales y académicos entre nuestras tradiciones religiosas han hecho posible que trabajásemos juntos para crear los marcos éticos necesarios para el bien común de esta generación y de las futuras".
Finalmente, "los participantes expresan su gratitud a las instituciones y a todas las personas por la cálida hospitalidad, el apoyo y la amistad que han experimentado".
Entre los temas tratados en el coloquio están la crisis actual de la ética y esperanzas para el mañana; las respuestas taoístas y cristianas a la crisis ética; las instituciones sociales y transformación de las personas humanas; el desarrollo espiritual y cultivo de la persona; la ética global y la interdependencia de todos los seres humanos; fomentar una sociedad unida y armoniosa; y orientaciones emergentes para el futuro compromiso cristiano-taoísta.