Con la proximidad de la tradicional celebración mexicana del Día de los Muertos, el 2 de noviembre, la película Coco vuelve a los cines del país. ¿Vale la pena para los católicos verla y qué mensaje se puede aprovechar?
Coco, película de Disney-Pixar estrenada en octubre de 2017, presenta los diversos símbolos y costumbres de la celebración de Día de los Muertos en México como fondo para la historia de un niño de 12 años, Miguel, que quiere ser músico.
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La melodía principal de la película, "Recuérdame", ganó el Oscar a "Mejor canción original".
En diálogo con ACI Prensa, el P. Víctor Jiménez, encargado de comunicación interna de la Arquidiócesis Primada de México y columnista sobre cine del semanario católico Desde la Fe, destacó que Coco está marcada por "muchos de los valores que están presentes en la cultura mexicana". Entre ellos, dijo, "el valor de las familias".
"La familia es la que le da sustento a Miguel, y al final, a pesar de que descubre su vocación, que quería ser artista, la familia tiene un peso más grande".
"Eso es muy importante porque nos muestra el valor que en nuestra cultura latinoamericana tiene la familia".
El P. Jiménez reconoció que el trato que le da Coco a las tradiciones mexicanas "tiene algo de 'Hollywoodesco'", pero en la película "hay algo muy importante, que está presente en todas nuestras culturas, especialmente en la cultura mexicana: el deseo de una vida que no se acaba".
"Todo esto de las ofrendas, de cierta reverencia, cierto humor de la muerte, en el fondo está tratando de hacernos entender que la vida no se acaba aquí, que la vida tiene un más allá, y tiene un deseo del ser humano de plenitud muy grande".
El sacerdote mexicano explicó que, en la celebración del Día de los Muertos, "cuando se ponen las ofrendas, cuando se hacen los rezos, cuando se vuelve a recordar a la gente que ya no está entre nosotros, está en el fondo el anhelo de la eternidad, nuestro sello de la eternidad que tenemos en nuestro corazón".
"Y va muy en sintonía con lo que el cristianismo nos enseña de la comunión de los santos: seguimos siendo parte de una gran familia, donde de una u otra manera estamos vinculados gracias al bautismo y a la salvación en Cristo", señaló.
Sobre las confusiones y los malentendidos sobre las tradiciones mexicanas frente a esta festividad, el P. Jiménez recordó que él se vio en una situación así en Roma (Italia).
"Estaba yo en el Colegio Pío Latino Americano, allá en Roma. Un año pusimos la ofrenda de los muertos afuera de la capilla, y la gente se nos quedó viendo porque me decían, tal cual, que eso parecía brujería".
El sacerdote mexicano indicó que para comprender la celebración del Día de los Muertos, "primero tendríamos que entender que existe en la cultura mexicana este tipo de reverencia hacia la muerte. Es un tema que a nosotros no nos da miedo a hablar, como en muchos otros pueblos en donde la muerte es un tema del que está prohibido hablar".
"Y va en sintonía con el cristianismo, con aquello que se llamaba en otro tiempo los 'novísimos'. Uno de los novísimos es el sentido de la muerte, recordar que no siempre vamos a estar aquí y que nuestra vida aspira a algo más", dijo.
Las ofrendas de muertos, entre otras tradiciones, son producto de la inculturización de la fe tras la llegada de los evangelizadores a América, explicó el P. Jiménez.
"Fue cuando se le dio otro tinte en relación a la oración, en relación al recuerdo, al deseo de eternidad", indicó.
En algunos altares de muerto, dijo, "se explican los niveles, que nos habla de los niveles del Cielo, y en casi todos los altares está presente la cruz de Cristo, las velas, símbolo de la luz de Cristo".
"Actualmente en donde es más fuerte esta tradición, en algunos pueblos, siempre se va a acompañar de rezos, de velas, de esta enseñanza de la resurrección", señaló.