Este 23 de octubre el Papa Francisco y el cineasta Martin Scorsese tuvieron un breve encuentro junto a un grupo de jóvenes y ancianos, en el que el Pontífice respondió una serie de preguntas, una de estas proveniente del famoso cineasta estadounidense.
Durante el encuentro realizado en el Instituto Patrístico Augustinianum, el director de Los Infiltrados y El Aviador, recordó su infancia en la fe católica y el tiempo en que frecuentaba la Catedral de San Patricio en Nueva York. Además dijo que tuvo la suerte de tener padres amorosos y un sacerdote que fue un mentor para él en sus años de formación.
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Sin embargo, en una época en que el mundo parece estar "marcado por el mal" y "vemos los dolorosos fracasos humanos de la Iglesia institucional", Scorsese preguntó al Papa "¿cómo podemos los ancianos ayudar a los jóvenes a permanecer en la fe?" ¿Cómo podemos ayudar a la Iglesia en este esfuerzo?".
Francisco comenzó su respuesta haciendo una reflexión sobre el "huracán" de violencia que deben enfrentar actualmente los jóvenes y niños. "Un fenómeno que siempre ha estado, pero no así fuerte", señaló.
Una crueldad, indicó, que se percibe también en "el bulliyng" y en el cálculo frío "para arruinar al otro".
Pero "una de las formas de crueldad que me tocan (…) es la tortura. En este mundo la tortura es el pan de cada día, y parece normal, y nadie habla, y la tortura es la destrucción de la dignidad humana", advirtió.
Ante esto, Francisco reflexionó sobre cómo actuar ante la crueldad y enseñar a los jóvenes que esta "es el camino equivocado, que mata no solo a la persona, sino también a la humanidad".
"Hay una palabra que debemos decir: la sabiduría del llorar, el don del llorar delante de esta violencia, de esta crueldad, a esta destrucción de la dignidad humana. El llanto es humano y cristiano. Pidan la gracia de las lágrimas, porque el llanto abre el corazón, es fuente de inspiración", expresó.
El Papa recordó que "Jesús en los momentos más sentidos de su vida ha llorado. En el momento en que ha visto el fallo de su pueblo, llora sobre Jerusalén. Llorar. No tengan miedo de llorar sobre estas cosas. Seamos humanos".
Así, Francisco dijo que para poder transmitir los valores a los jóvenes es necesaria la empatía y la cercanía.
"Compartir la experiencia con la empatía con los jóvenes. No se puede tener una conversación con los jóvenes sin empatía. ¿Dónde encuentro esta empatía? No condenar a los jóvenes, como los jóvenes no deben condenar a los ancianos (…). 'Yo me voy porque soy viejo, pero tú permanecerás'. Y esta es la empatía de la transmisión de los valores", señaló.
"Después, la cercanía. La cercanía hace los milagros", aseguró el Papa, pues la no violencia y la ternura son gestos "que parecen pequeños, pero que son capaces de curar los conflictos más difíciles, más feos".
"Cercanía", dijo el Papa a Scorsese, "como usted tal vez de pequeño (ha experimentado y) se ha acercado a esta gente con tanto sufrimiento, y tal vez desde ahí ha comenzado a tomar la sabiduría que hoy nos hacer ver en sus películas".
"Cercanía con los que sufren, no tengan miedo. Cercanía con los problemas y cercanía entre jóvenes y ancianos", reiteró el Papa, porque "así se transmiten los valores que hacen madurar".
El encuentro entre el Papa y Scorsese se dio en el marco de la presentación del libro "La saggezza del tempo" (La sabiduría del tiempo), escrito por el P. Antonio Spadaro, director de la revista jesuita La Civiltà Cattolica, que recoge testimonios de ancianos de diferentes países del mundo y el comentario del Santo Padre como respuesta a cada uno de ellos.
En el evento Francisco también respondió las preguntas de algunos jóvenes.