En el año 2004, en pleno debate de la frustrada Constitución de la Unión Europea, San Juan Pablo II hizo un llamado a los europeos a que no pierdan sus raíces cristianas.
Hoy esas palabras resultan proféticas, y así lo afirmó el Cardenal Berhaneyesus Demerew Souraphiel, padre sinodal, Presidente de la Conferencia Episcopal de África Oriental y Arzobispo Metropolita de Addis Abeba (Etiopía), quien aseguró que Europa tiene una actitud con los refugiados y migrantes alejada del cristianismo.
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Si bien explicó que este rechazo a los migrantes no es un problema exclusivo de Europa, pues dijo que los migrantes venezolanos que huyen de la grave crisis de su país han encontrado rechazo en los países de su entorno, señaló que el caso europeo es especialmente emblemático por lo que supone Europa para la cristiandad.
El Cardenal recordó, durante un encuentro con periodistas en el Vaticano, que los migrantes africanos se ven obligados a marcharse de sus países por la guerra, el desempleo, las persecuciones y la pobreza extrema. Por eso mostró su decepción de que sociedades que se llaman cristianas se nieguen a cumplir el mandato de bíblico de acoger al extranjero.
El Cardenal Berhaneyesus afirmó que, en el pasado, cuando los europeos se vieron obligados a emigrar, tuvieron un trato mejor que el que están recibiendo ahora los migrantes. "En el pasado, a los migrantes, a los refugiados se les recibía bien, se les daba alimentación y un lugar para descansar. Ahora ser migrante no es nada fácil".
Afirmó que la tradición bíblica obliga a recibir bien al extranjero, "pero es muy triste ver cómo se cierran las fronteras a estas personas que simplemente escapan de la pobreza, de los conflictos. Y uno se pregunta dónde están los valores cristianos de esta Europa. Esta no es una Europa cristiana".
Por otra parte, quiso desmontar el mito de la supuesta invasión africana de las costas europeas. En este sentido, hizo hincapié en que la mayor parte de las migraciones, casi todas protagonizadas por jóvenes, se producen dentro de África.
"El 80% de la migración africana se produce dentro de África. Sólo el 20% va a Europa", destacó. Además, indicó que la ausencia de buenos gobiernos es la causa principal de la emigración. "Hay mucha corrupción y, en consecuencia, hay guerras, levantamientos civiles y revoluciones", afirmó.
También denunció el tráfico de armas en países como Somalia, Uganda, Sudán del Sur o Congo que alimenta los conflictos existentes y que impide la búsqueda de una solución pacífica a los problemas de la población.
"Hay grandes negocios en el tráfico de armas. Muchos niños son reclutados como niños soldados, tanto niños como niñas, y se les enseña a usar armas modernas sofisticadas, como rifles de asalto kaláshnikov o minas".
Además, denunció el "colonialismo ideológico" al que algunos países ricos están sometiendo a las naciones africanas, pues, indicó, en muchos países de este continente se condicionan los fondos de ayuda internacional a cumplir determinadas agendas ideológicas.