Las religiosas de la Congregación de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia, presentes en Roma para la canonización de su fundadora, Santa Nazaria Ignacia, agradecieron al Señor por el don de la primera santa boliviana y afirmaron que ven este hecho como una oportunidad de renovación.
El Papa Francisco canonizó a la Madre Nazaria Ignacia el domingo 14 de octubre, junto a Pablo VI, Mons. Romero, los sacerdotes Francesco Spinelli y Vincenzo Romano, la religiosa María Caterina Kasper y el laico italiano Nunzio Sulprizio.
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Aunque Santa Nazaria Ignacia nació en España en 1889, la mayor parte de su trabajo pastoral lo realizó en Bolivia, donde fundó las Misioneras Cruzadas de la Iglesia.
La Madre Daniela Pérez Ortiz, Superiora General de la Congregación, dijo a ACI Prensa que la nueva santa impulsó "la pastoral de la cercanía" que actualmente también invita a practicar el Papa Francisco.
Por ello, indicó, para las religiosas les resulta conocida esta pastoral promovida por el Pontífice "porque era el lenguaje de la Madre".
La Madre Daniela explicó que la pastoral de la cercanía consiste en una "pastoral del diálogo, de no excluir a nadie, de integrar a todos".
"Ella decía 'quiero levantar a este pueblo de la postración, no quiero darle limosnas, sino enseñarle a trabajar'. Incluso con la mujer, la quería instruida, formada, la quería unida para que pudiera ser compañera del hombre, nunca rival", afirmó.
Por su parte, la hermana María Victoria Azuara, miembro de la congregación y protagonista del milagro que permitió la canonización de Santa Nazaria Ignacia, recordó que el derrame cerebral que sufrió en Bolivia en octubre de 2010 le hizo perder la memoria y según los médicos no recuperaría el habla.
"Yo perdí totalmente la memoria, no sabía cómo me llamaba, no podía rezar el Padre Nuestro. Mi actitud era, prácticamente, como un robot, no perdí el conocimiento, sin embargo. Mi relación con el exterior era rara, iba y venía".
Sin embargo, "después de que me habían dado un diagnóstico pésimo de un derrame cerebral que no permitiría que pudiera recuperar la palabra, a los doce días sin ningún tratamiento científico, comencé a hablar".
Recordó que las hermanas "se asombraron y me dijeron: '¡Estás hablando!'.
"Las hermanas empezaron a decir que habían rezado mucho, que todo el Instituto había rezado a la Madre Nazaria. La provincial dijo 'no se puede quedar sin hablar, tiene que hacernos un milagro'. Yo no recé, pero el Instituto en pleno, sí rezó", relató la hermana María Victoria Azuara.
Oportunidad para renovarse como Congregación
Por su parte, la Madre Daniela Pérez Ortiz, aseguró a ACI Prensa que "para nosotras es una gracia muy grande y un desafío enorme" que su fundadora haya sido declarada santa, "porque este tiempo que hemos estado preparando la canonización hemos descubierto también muchas cosas de la Madre que, aunque ya las sabíamos, ahora las hemos estado viviendo más intensamente".
En este sentido, la superiora general dijo que el desafío actual de los festejos de la canonización es "vivirlo intensamente, interiormente también", "para que sea un motivo para que toda la congregación se renueve" y así se puedan seguir dando "los frutos que Santa Nazaria Ignacia dio".
Además reiteró la importancia de estar convencidas del carisma que les ha legado la nueva santa, "para que siga vivo y que ese carisma nos lleve a responder a las necesidades de la Iglesia, las necesidades de la sociedad en general, porque ciertamente hay muchas y ella estaría de pie haciéndolo".
Reflexionando sobre la vida de Santa Nazaria destacó que fue "una mujer que, desde niña, le prometió fidelidad al Señor".
Indicó que quiso ser misionera, y al no poder serlo, "buscó una manera de seguir al Señor, y por eso entró en la Congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, pero aún allí ella seguía sintiendo por dentro el deseo de ser misionera y anunciar a todo el mundo el Amor de Dios, que era su pasión".
Asimismo, señaló que lo más importante de la misión que comparten los miembros de esta congregación es que "el hombre se sienta amado por Dios".
En este sentido, algunas de las religiosas viven este carisma también en las Villas Miseria, como lo relató a ACI Prensa la hermana Delia Báez Espínola, que trabajó en Argentina con el entonces Obispo Jorge Mario Bergoglio, hoy Papa Francisco.
Para nosotras, dijo la hermana Delia, "nuestro carisma realmente es muy actual, tenemos muchos campos de acción para trabajar. El desafío es muy grande. Por ejemplo en el continente americano, todos los desplazados, los migrantes, los pobres, los 'nuevos empobrecidos' estos nuevos pobres que son deportados".
Este es un gran desafío, insistió, "pero estamos dispuestas, como la madre nos dejó. Si ella estuviera, estaría trabajando en esto que estamos haciendo nosotras actualmente", afirmó.
La religiosa, que trabajó en la villa 17 cuando Mons. Bergoglio era Obispo de Flores, explicó que en Argentina "no es nueva la migración. Siempre tuvimos migración, hace muchos años eran italianos, españoles, inclusive alemanes".
"Pero actualmente trabajamos también en estos barrios gracias a que hay una buena pastoral orgánica para trabajar en las villas miserias. Desde hace mucho tiempo, los sacerdotes diocesanos y muchas religiosas trabajamos en conjunto en la pastoral de la villa", indicó.
Las Misioneras Cruzadas de la Iglesia cuentan con 70 comunidades en 21 países y cuatro continentes. A las casi 400 religiosas se unen las misioneras seglares de la Iglesia, que viven su consagración en la vida ordinaria, además de los laicos.