El semanario Desde la Fe, de la Arquidiócesis Primada de México, aseguró que "la Iglesia necesita de más 'Romeros'", en referencia al recientemente canonizado San Óscar Arnulfo Romero, Arzobispo mártir de San Salvador.
San Óscar Arnulfo Romero fue declarado santo este 14 de octubre por el Papa Francisco, junto a San Pablo VI, los sacerdotes italianos Francesco Spinelli y Vincenzo Romano, las religiosas María Caterina Kasper y Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús March Mesa, y el laico italiano Nunzio Sulprizio.
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En su editorial del 14 de octubre, el semanario arquidiocesano recordó que apenas tres días después de ser elegido como Sucesor de Pedro, el Papa Francisco expresó su deseo de "una Iglesia pobre y para los pobres".
"Desde aquel día, esta frase ha marcado el rumbo de su pontificado", añadió la publicación mexicana, precisando que "la del Santo Padre no era solo una ocurrencia para responder a las voces que acusaban a la Iglesia de opulenta, sino un fuerte y legítimo deseo de dar un golpe de timón a la misma barca de Pedro para ponerla al servicio de la caridad y de la promoción de la justicia social".
Sin embargo, esta pobreza, precisó Desde la Fe, debe ser entendida "como la total disponibilidad a la voluntad de Dios, la 'pobreza de espíritu', la 'pobreza evangélica'", y no "aquella que se presta al manoseo sociológico, ideológico y político".
Desde la Fe destacó que en El Salvador, "un país en el que la violencia lo había transformado todo en destrucción y muerte", el arzobispo mártir "supo convertir la caridad en profecía, anunciando la justicia y denunciando la injusticia, pero sobre todo, promoviendo la verdad y el compromiso con el prójimo, reflejado principalmente en la defensa de los más necesitados".
"La Iglesia necesita de más 'Romeros' que sepan contagiar el gran amor de Dios por todos los hombres, que no vacilen en subrayar la importancia de la persona humana, y tengan la sensibilidad para ver el rostro de Cristo en los marginados, pobres, viudas, forasteros, oprimidos, perseguidos o enfermos; es decir, en tantos y tantos hermanos que han sido golpeados por diferentes pobrezas en el camino y esperan de un buen samaritano".
Mons. Romero fue asesinado el 24 de marzo de 1980, a los 62 años, mientras presidía la Misa en la capilla del Hospital La Divina Providencia en San Salvador. Ese mismo año comenzaba una guerra civil entre la guerrilla de izquierda y el gobierno dictatorial de derecha, que se prolongaría por más de una década.
El martirio del arzobispo salvadoreño fue reconocido por el Papa Francisco a inicios de 2015.
Para el semanario de la Arquidiócesis Primada de México, la Iglesia hoy agradece al Papa el regalo de la canonización de San Óscar Arnulfo Romero, quien "intercederá para que su amada América sea de todos y para todos, y la Iglesia sea capaz de iluminar con la luz del Evangelio cualquier situación humana por más dolorosa y desesperanzadora que parezca".