Mons. Yoo Heung Sik, Obispo de Daejeon (Corea del Sur), dijo que para que el Papa Francisco vaya a Corea del Norte algunas cosas "deben cambiar" en ese país asiático.
En conferencia de prensa realizada el 11 de octubre en el Vaticano donde participa del Sínodo de los Jóvenes, el Obispo opinó sobre el anuncio del líder norcoreano Kim Jong-Un de la posibilidad de invitar al Santo Padre para que visite Pyongyang.
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El Obispo ha viajado varias veces a Corea del Norte y dijo que la presencia del Pontífice "sería un paso gigante hacia la paz en la península coreana", pero precisó que para que Francisco vaya "algunas cosas en Corea del Norte deben cambiar" ya que, por ejemplo, allí "no hay sacerdotes".
Se podría comenzar por tener "algo de libertad religiosa" en Corea del Norte, indicó. "Que el Papa Francisco visite Pyongyang sería un verdadero milagro. Pero todo es posible para Dios", agregó el Prelado surcoreano.
Pyongyang fue considerada alguna vez como la "Jerusalén del Este" y como el centro del cristianismo en la zona noreste de Asia.
Antes de la Guerra de Corea en la década de 1950, la mayoría de los sacerdotes de Corea del Norte fueron capturados o asesinados. Además, existe un proceso de beatificación de 40 monjes y religiosas de la Abadía Benedictina de Tokwon, que murieron mártires a manos de los comunistas.
En 1988 el gobierno comunista creó la Asociación Católica Coreana que aún sigue activa.
Ocasionalmente se celebra Misa en la Catedral de Changchung cuando un sacerdote extranjero visita oficialmente Corea del Norte, pero la liturgia de la palabra la celebra un laico designado por el Gobierno. La sede de Pyongyang está vacante y el último Obispo fue designado en marzo de 1944. No hay clero católico nativo en Corea del Norte.
Corea del Norte lidera desde hace años el ranking de los países donde existe mayor persecución religiosa. Los cristianos afrontan, a causa de su fe, la privación de su libertad, el confinamiento en campos de trabajo, y en algunos casos la muerte. El Departamento de Estado estadounidense estima que actualmente hay entre 80 mil y 100 mil personas en campos de prisioneros norcoreanos.
El pasado 12 de junio el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y Kim Jong Un se reunieron en Singapur, donde firmaron una declaración conjunta "para construir una paz duradera y estable en la Península coreana".
El Obispo comentó asimismo que la caída de las tensiones nucleares ha ocurrido "gracias al Espíritu Santo".
Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente en CNA