El Papa Francisco recordó a San Juan Pablo II durante la audiencia que concedió a un grupo de peregrinos polacos de la Archidiócesis de Cracovia, presentes en Roma para conmemorar el 40 aniversario de la elección del Papa polaco el próximo 16 de octubre.
Ante los peregrinos polacos, a los que recibió este miércoles 10 de octubre en el aula Pablo VI antes de la Audiencia General, el Santo Padre aseguró que "San Juan Pablo II ha enriquecido a la Iglesia universal con una gran cantidad de dones, que en gran parte heredó del tesoro de la fe y la santidad de vuestra tierra y de vuestra Iglesia".
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
"Trajo en su corazón y, por así decirlo, en la carne los testimonios de los santos de Cracovia: desde San Estanislao y Santa Eduvigis reina, hasta San Alberto y Santa Faustina".
De ellos, "aprendió la dedicación ilimitada a Dios y la gran sensibilidad para cada hombre; dedicación y sensibilidad manifestadas en su ministerio sacerdotal, episcopal y papal".
San Juan Pablo II "recibió "de Dios el gran don de poder leer los signos de los tiempos a la luz del Evangelio, y lo hizo fructificar a beneficio del camino de su pueblo, de vuestro pueblo, que en los diversos eventos dolorosos nunca perdió la confianza en Dios ni la fidelidad a la propia cultura arraigada en el espíritu cristiano".
"Fiel a estas raíces, trató de hacer que la Iglesia se erigiera como guardián de los derechos inalienables del hombre, de la familia y de los pueblos, para ser signo de paz, de justicia y de desarrollo integral para toda la familia humana". Al mismo tiempo, "subrayaba siempre la prioridad de la gracia y la obediencia a la voluntad de Dios, antes de cualquier cálculo humano".
"Esta rica herencia, que San Juan Pablo II nos ha dejado, es para nosotros, y especialmente para sus compatriotas, un desafío para ser fieles a Cristo y responder con alegre dedicación al llamado a la santidad, que el Señor dirige a cada uno y cada una de nosotros, en nuestra situación personal, familiar y social específica".
Por último, el Papa agradeció a la Iglesia en Cracovia la acogida que le brindó durante la Jornada Mundial de la Juventud de 2016.