El Papa Francisco pidió a los cristianos que no se distraigan con cosas aparentemente importantes pero que alejan a las personas de lo esencial, como puede ser la vida espiritual o incluso la vida familiar.
El Pontífice señaló que la vida del cristiano estaría coja si no aún contemplación y trabajo, la una sin la otra provocarían una distorsión del modelo evangélico.
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Dedicar tiempo a estar ante el Señor en contemplación y hacer todo lo posible para el Señor al servicio de los demás. Contemplación y servicio: es nuestro camino de vida. #SantaMarta
- Papa Francisco (@Pontifex_es) 9 de octubre de 2018
A partir del Evangelio del día, en el que se narra la visita de Jesús a la casa de Lázaro y cómo las dos hermanas del amigo del Señor, María y Marta le reciben. Mientras Marta estaba agobiada con todas las tareas para recibir a su invitado, María estaba sentada a los pies de Jesús escuchándole.
Entonces Marta se queja a Jesús y le recuerda que sólo una cosa es importante, y que María ha elegido bien. El problema de Marta, explicó el Santo Padre, es que "era incapaz de perder el tiempo mirando al Señor".
"Hay tantos cristianos que sí, que van a Misa, pero luego siempre están ocupados. No tienen tiempo ni para jugar con sus hijos. Esto es feo: 'Tengo mucho que hacer, estoy ocupado…'. Y al final se vuelven seguidores de esa religión que es el 'ocupantismo': hay muchos grupos de los 'ocupados' que siempre están haciendo cosas… Pero, ¡haz una pausa! ¡Mira al Señor! ¡Toma el Evangelio, escucha la Palabra del Señor, abre tu corazón…!".
El Papa matizó que no es malo estar ocupado, no era malo que Marta estuviera ocupada, "pero le faltaba la contemplación".
Es el famoso "ora et labora" de la regla de San Benito que encarna la vida monástica de clausura: "No hay que pasarse el día entero mirando al cielo. Hay que rezar y trabajar".
En este sentido, explicó que María tampoco estaba sin hacer nada. "Estaba mirando al Señor porque el Señor tocaba su corazón. Y de ahí, de la inspiración del Señor, es de donde procede el trabajo que se debe desarrollar después".
Puso de ejemplo de ello la predicación de San Pablo: "Cada cosa que hacía Pablo lo hacía con ese espíritu de contemplación, de mirar al Señor. Era el Señor el que hablaba a su corazón, porque Pablo era un enamorado del Señor".
El Pontífice subrayó que esa palabra, "enamorarse", es la clave para no equivocarse. "Para saber de qué parte estamos, si exageramos para ir hacia una contemplación demasiado abstracta, incluso gnóstica, o si estamos demasiado ocupados, debemos hacernos la pregunta: '¿Estoy enamorado del Señor?'. '¿Tengo la certeza de que me ha elegido?'. 'O, por el contrario, ¿vivo mi cristianismo haciendo cosas, pero sin mirar si mi corazón contempla?'".
"Contemplación y servicio: este es el camino de nuestra vida. Cada uno de nosotros debe pensar: ¿Cuánto tiempo al día dedico a contemplar el misterio de Jesús? Y luego: ¿Cómo es mi trabajo? ¿Trabajo tanto que parece una alienación, o trabajo con coherencia con mi fe, como un servicio al Evangelio? Pensar en esto nos hará bien", concluyó el Papa.
Evangelio comentado por el Papa Francisco:
Lucas 10:38-42
38 Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa.
39 Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra,
40 mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude.»
41 Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas;
42 y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada.»