El Cardenal Wilfrid Fox Napier, Arzobispo de Durban en Sudáfrica, respondió al polémico sacerdote jesuita James Martin, que alentó a incluir el término "católicos LGBT" (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales) en los documentos de la Iglesia.
A través de Twitter, el 4 de octubre Martin criticó a "quienes objetan el término 'católicos LGBT' porque es de alguna forma divisivo reconocer a grupos distintos dentro de la Iglesia".
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"Nosotros hablamos sobre, por ejemplo, 'católicos latinos' y 'jóvenes adultos católicos' sin objeción", comparó el jesuita.
Ese mismo día, en el Sínodo de los jóvenes en el Vaticano, el Arzobispo de Filadelfia (Estados Unidos), Mons. Charles Chaput, dijo que "'LGBTQ' y un lenguaje similar no se deben usar en los documentos de la Iglesia, porque su uso sugiere que estos son grupos reales y autónomos, y la Iglesia simplemente no categoriza a las personas de esa manera".
"No existe un LGBTQ, un 'transgénero' o un 'heterosexual' católico, como si nuestros apetitos sexuales definieran quiénes somos", añadió Mons. Chaput.
Sin embargo, para el P. Martin "los 'católicos LGBT' son simplemente otro miembro del Cuerpo de Cristo".
La publicación del sacerdote jesuita motivó una respuesta, también en Twitter, del Cardenal Napier, crítico de la ideología de género: "la pregunta es: ¿por qué definir a las personas por sus inclinaciones o preferencias o prácticas sexuales? Especialmente cuando va en contra de la naturaleza, la ley de la Iglesia, la Tradición y la enseñanza".
El P. Martin respondió al Purpurado diciendo que "no es tanto definirlos, sino reconocerlos como un miembro del Cuerpo de Cristo. Este grupo particular en nuestra iglesia (como otros grupos: católicos latinos, por ejemplo) necesita un nombre. Y el nombre que ellos prefieren es LGBT".
"Para muchos no es una 'ideología' tanto como un nombre", añadió el jesuita.
Sin embargo, el Cardenal Napier precisó que "una vez que usas las palabras: 'tienen el derecho a', y no señalas la fuente de ese derecho, estás invocando a una ideología, ¿no? Después de todo, no revelas su fuente o autoridad, ya sea de Dios, las Escrituras, la Enseñanza de la Iglesia o algún grupo de presión de las Naciones Unidas".