Durante su visita a México con ocasión del inicio del año misionero, el presidente de las Obras Misionales Pontificias (OMP), Mons. Giampietro Dal Toso, alentó a que la Basílica de Guadalupe sea "un lugar de oración misionera".
Al recordar el libro "María de Guadalupe. Cómo la aparición de la Virgen ha escrito el curso de la historia", del periodista Paul Badde, Mons. Dal Toso aseguró que "este volumen me ha impresionado porque el autor defiende una tesis singular: el acontecimiento histórico más importante del segundo milenio a nivel mundial ha sido la aparición de la Virgen en Guadalupe, porque la Virgen se ha presentado como una mujer indígena a un indígena, y así ha abierto el camino a la evangelización de estos pueblos".
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"Hoy América Latina es cristiana -y particularmente católica- porque la Virgen se ha aparecido aquí", dijo.
La visita de Mons. Dal Toso a México se da también en el marco de los 50 años de la revista misionera Ad gentes, de las Obras Misionales Pontificias Episcopales de México (OMPE).
El presidente de las OMP destacó que "la misión da comienzo en la Trinidad, y el Espíritu Santo es el protagonista", y añadió que "este santuario, en las formas que consideréis oportunas, tendrá que llegar a ser un santuario para la oración en favor de las misiones".
"Este año misionero es una ocasión especial para que este santuario se convierta en un lugar de oración misionera, para despertar el sentido de la misión en todo el Pueblo de Dios".
En su discurso, el Prelado subrayó además que las redes sociales e internet colocan el trabajo misionero "ante un impacto antropológico inmenso".
"¿Cómo afecta a la obra misionera de la Iglesia? O aun antes: ¿Dónde está Dios en internet?", cuestionó.
"La comunicación en las redes exige de nosotros una auténtica conversión, que en nuestro caso podríamos llamarla pastoral o misionera. Pero se trata, primero, de entender el desafío de la red, y de utilizar, pues, nuestra creatividad para compartir en ella la fe".
En las redes, destacó, es necesario escuchar, salir al encuentro y acompañar. Ante esto es importante tener una identidad clara, mantener "nuestra promesa" de "anunciar a Cristo a quienes no le conocen o no le han encontrado".
También se debe trabajar en una "conversión pastoral" que "significa escuchar antes que predicar. Si no comprendo al otro, si no me intereso por el otro, no podré presentarle de manera creíble la propuesta de vida que nos ofrece Jesucristo".