Este sábado en una audiencia con la Asociación Nacional de la Policía del Estado de Italia, el Papa Francisco recordó que cada vez que es cometida una injusticia, los primeros afectados son los pobres y a quienes se les reconoce como los "últimos" de una sociedad.
"Cuando faltan la legalidad y la seguridad, los más débiles son los primeros en ser dañados, porque tienen menos medios para defenderse y abastecerse por sí mismos. De hecho, cada injusticia afecta sobre todo a los más pobres, y a todos aquellos que de diversas maneras pueden llamarse 'últimos'", dijo el Santo Padre en su discurso a la policía italiana este 29 de septiembre en el Aula Pablo VI del Vaticano.
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Al referirse a los "últimos", explicó que se trata de aquellas personas que "abandonan sus tierras debido a la guerra y la miseria, y deben comenzar desde cero en un contexto completamente nuevo"; "aquellos que han perdido sus hogares y trabajos, y están luchando por mantener a sus familias"; y aquellos "que viven marginados y enfermos, o son víctimas de la injusticia y el abuso".
"Estén cerca de los últimos cuando intentan prevenir la delincuencia y trabajar contra el bulismo y el fraude; cuando pongan su tiempo y su energía al servicio de la formación de los jóvenes y de la supervisión de las escuelas, de la protección del territorio y del patrimonio artístico; en la organización de conferencias y en la formación de una ciudadanía más activa y consciente", reconoció el Papa.
En ese contexto, enfatizó que cuando no es difundida "una cultura de legalidad, respeto y seguridad", "ningún contexto social puede lograr el bien común, y tarde o temprano se convertirá en una maraña de intereses personales".
"El bien de una sociedad, de hecho, no viene dado por el bienestar de la mayoría o por el respeto de los derechos de 'casi todos'. Por el contrario, se otorga por el bien de la colectividad como un grupo de personas, de modo que, mientras alguien sufra, 'todos los miembros sufren con él'", acotó el Pontífice.
En otro momento de su discurso, agradeció a la policía por el mensaje de solidaridad que transmiten "en un compromiso a menudo oculto".
"De hecho, con tu compromiso contribuyes a la inserción, en la mezcla de la sociedad, del fermento de la igualdad y de la fraternidad, que nunca deja de producir su fruto", añadió el Santo Padre, recordando también los valores que fueron transmitidos por el Evangelio en los primeros siglos del cristianismo.
"Del mismo modo – precisó el Pontífice– el mensaje de un Dios que muere en la cruz sin acusar, sino perdonando, y aceptando el sufrimiento y la humillación por amor, ha derribado la jerarquía de valores y ha dado una nueva dignidad a los abandonados y excluidos. Es más, el actuar de Jesús en relación a las mujeres, los enfermos y los niños marcaron un profundo punto de inflexión cultural con respecto a todo lo que vino 'antes de Cristo', y tachado de injusto, para los siglos futuros, cualquier actitud de violencia o desinterés hacia estas categorías de personas".
Finalmente, pidió a la policía que siempre siga el ejemplo de su patrono, San Miguel Arcángel, "que se opone a cualquier cosa que daña o destruye el hombre".
"Gracias por el trabajo que llevan a cabo con tanta dedicación, y pidiendo sus oraciones por mí, invoco sobre su Asociación y todos sus miembros la bendición y la protección de Dios", concluyó.