En su segundo día de visita apostólica a Lituania, el Papa Francisco visitó el Museo de la Ocupación y Lucha por la Libertad y pronunció ahí una oración por quienes "han sufrido en su carne el afán prepotente de quienes pretendían controlarlo todo" y para que este país "sea faro de esperanza".
Este museo, creado en 1992, está dedicado principalmente a recordar el medio siglo de ocupación soviética de Lituania, especialmente a los presos políticos y víctimas mortales del régimen comunista.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
El museo ocupa las antiguas oficinas de la KGB (Comité para la Seguridad del Estado), la agencia de inteligencia soviética, donde se detenía, torturaba y asesinaba a quienes se consideraban opositores al régimen.
El Santo Padre llegó al lugar alrededor de las 5:30 p.m. (hora local). Horas antes sostuvo un encuentro con los sacerdotes, religiosos, consagrados y seminaristas en la Catedral de Kaunas.
Ahí, recordó que "la violencia ejercida sobre vosotros por defender la libertad civil y religiosa, la violencia de la difamación, la cárcel y la deportación no pudieron vencer vuestra fe en Jesucristo, Señor de la historia".
En su visita al museo, el Papa visitó las celdas que se encuentran en la parte inferior del antiguo edificio de la KGB. Ahí, en fotografías colgadas en las paredes, se recuerda a los obispos, sacerdotes, religiosos y fieles que fueron perseguidos, encarcelados y asesinados por el régimen soviético.
El Santo Padre encendió en el lugar también una lámpara votiva, que obsequió al museo.
Al terminar su recorrido por el Museo de la Ocupación y Lucha por la Libertad, ante un monumento que recuerda la barbarie del régimen soviético, Francisco pronunció su oración, pidiendo a Dios que Lituania "sea tierra de la memoria operosa que renueve compromisos contra toda injusticia".
A continuación, el texto completo de la oración que el Papa Francisco hizo en el Museo de la Ocupación y Lucha por la Libertad:
«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» (Mt 27,47).
Tu grito, Señor, no deja de resonar, y hace eco en estas paredes que recuerdan los padecimientos vividos por tantos hijos de este pueblo. Lituanos y provenientes de diferentes naciones han sufrido en su carne el afán prepotente de quienes pretendían controlarlo todo.
En tu grito, Señor, encuentra eco el grito del inocente que se une a tu voz y se eleva hacia el cielo. Es el Viernes Santo del dolor y de la amargura, de la desolación y de la impotencia, de la crueldad y del sinsentido que vivió́ este pueblo lituano ante la ambición desenfrenada que endurece y ciega el corazón.
En este lugar de la memoria, te imploramos Señor que tu grito nos mantenga despiertos. Que tu grito, Señor, nos libre de la enfermedad espiritual al que como pueblo estamos siempre tentados: olvidarnos de nuestros padres, de lo que se vivió́ y padeció.
Que en tu grito y en las vidas de nuestros mayores que tanto sufrieron encontremos la valentía para comprometernos decididamente con el presente y con el futuro; que aquel grito sea estimulo para no acomodarnos a las modas de turno, a los slogans simplificadores, y a todo intento de reducir y privar a cualquier persona de la dignidad con la que tú la has revestido.
Señor, que Lituania sea faro de esperanza. Sea tierra de la memoria operosa que renueve compromisos contra toda injusticia. Que promueva intentos creativos en la defensa de los derechos de todas las personas, especialmente de los más indefensos y vulnerables. Y que sea maestra en como reconciliar y armonizar la diversidad.
Señor, no permitas que seamos sordos al grito de todos los que hoy siguen clamando al cielo.