El Papa Francisco recibió este viernes a un grupo de sacerdotes de España y durante la audiencia propuso como ejemplo para los presbíteros de hoy a San Vicente Ferrer, quien siguió tres medios fundamentales para conservar la amistad y unión con Cristo.
El Pontífice recibió en audiencia a los sacerdotes y miembros de la Curia de la Archidiócesis de Valencia (España), a petición del Arzobispo Cardenal Antonio Cañizares, con motivo del año jubilar del santo valenciano San Vicente Ferrer, "que trabajó y se empeñó con todas sus fuerzas por la unidad en la comunidad eclesial".
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"Este santo propone a los sacerdotes tres medios fundamentales para conservar la amistad y la unión con Jesucristo: el primero es la oración, como alimento de todo sacerdote; el segundo, la obediencia a la vocación de la predicación del Evangelio a toda criatura; y el tercero, la libertad en Cristo, para poder así beber el cáliz del Señor en cualquier circunstancia", explicó Francisco.
Oración
El Papa señaló que "el sacerdote es hombre de oración, es el que trata a Dios de tú a tú, mendigando a sus pies por su vida y también por la de su pueblo. Un sacerdote sin vida de oración no llega muy lejos; está ya derrotado y su ministerio se resiente, yendo a la deriva".
Aseguró que "el pueblo fiel tiene buen olfato y percibe si su pastor reza y tiene trato con el Señor. Rezar es la primera tarea del obispo y del sacerdote", subrayó.
"De esta relación de amistad con Dios se recibe la fuerza y la luz necesaria para afrontar cualquier apostolado y misión, pues el que ha sido llamado se va identificando cada vez más con los sentimientos del Señor y así sus palabras y hechos rezuman ese sabor puro de amor de Dios".
Obediencia a la vocación
El segundo aspecto de San Vicente Ferrer que el Papa sugiere como ejemplo para los sacerdotes de hoy, es el de la obediencia para predicar el Evangelio a toda criatura.
"El Señor nos llama al sacerdocio para ser sus testigos ante el mundo, para transmitir la alegría del Evangelio a todos los hombres; esta es la razón de nuestro existir", dijo.
Recordó que "no somos propietarios de la Buena Noticia, ni 'empresarios' de lo divino, sino custodios y dispensadores de lo que Dios nos confía a través de su Iglesia".
Esta realidad "supone una gran responsabilidad, pues conlleva preparación y actualización de lo aprendido y asumido. No puede quedar en el baúl de los recuerdos, sino que se necesita revivir de nuevo la llamada del Señor que nos cautivó y nos hizo dejar todo por él".
Libertad en Cristo
Finalmente, "el sacerdote es libre en cuanto está unido a Cristo", destacó el Papa. "De Él obtiene la fuerza para salir al encuentro de los demás. San Vicente tiene una bonita imagen de iglesia en salida: 'Si el sol estuviese quieto en un lugar, no daría calor al mundo: una parte se quemaría, y la otra estaría fría; (…) tengan cuidado, no se lo impida el afán de comodidad'".
"Estamos llamados a salir a dar testimonio y a llevar a todos la ternura de Dios, también en el despacho y en las tareas de curia, sí; pero con actitud de salida, de ir al encuentro del hermano".