Al presidir la Santa Misa en la Basílica de Guadalupe, a un año de los sismos que golpearon diversas regiones del país, Mons. Alfonso Miranda, Secretario General de la Conferencia del Episcopado Mexicano, aseguró que Jesús llama a México a levantarse con alegría, entusiasmo y fe.
Mons. Miranda recordó el pasaje evangélico sobre la viuda de Naím, de quien Jesús se compadeció y le resucitó a su hijo fallecido.
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Jesús, dijo el Prelado, "la consuela, la abraza, la anima. Y no solamente eso. Conmovido, se acerca al ataúd y dice 'joven, levántate'".
"Hoy en particular esta palabra que Jesús dijo –'levántate'– también nos lo dice a nosotros. Ante las distintas situaciones difíciles que atravesamos como sociedad y también como Iglesia, Jesús nos enseña a conmovernos, y Jesús nos dice: levántate".
"Levantarse con alegría, con entusiasmo, con mucha emoción, con mucha energía, con mucha valentía, ante los problemas, cualesquiera que estos sean", dijo.
En septiembre de 2017 varios sismos golpearon el sur y centro de México. El 19 de ese mes, cuando se cumplían 32 años del sismo de 1985 que cobró la vida de alrededor de diez mil personas, un nuevo terremoto de 7.1 grados afectó a la Ciudad de México y algunos estados cercanos.
Se estima que en septiembre de 2017 murieron cerca de 500 personas debido a los desastres naturales en México.
Al reflexionar sobre el sufrimiento de los afectados por los sismos, Mons. Miranda cuestionó: "¿Cómo no conmovernos ante ellos?".
"Como Iglesia, junto con la sociedad civil y distintos organismos, inmediatamente, el año pasado, sacando este corazón nos pusimos a ver la manera en que podíamos ayudar", recordó.
"Y todos fuimos testigos de cómo niños, jóvenes, adultos, empresarios, gobierno, movimientos de Iglesia, todos buscaban la manera de llevar agua, comida, a los albergues que se abrían en parroquias, en tantos lugares".
El también Obispo Auxiliar de Monterrey indicó que aún hoy "hay familias que esperan la ayuda para recuperar sus casas, su trabajo, su escuela. Y tenemos que seguir".
El daño causado por estos sismos, aseguró, no se resuelve solo en el primer año, "sino que esperan ayudas continuas durante los siguientes años".
El Prelado destacó el trabajo de la Iglesia, especialmente "a través de Cáritas, de las comisiones episcopales de la Iglesia", y señaló que la experiencia adquirida tras los desastres naturales les permitió elaborar "un plan o un protocolo eclesial ante las emergencias".
Dijo que con este trabajo sistematizado la Iglesia está preparada para enfrentar los desastres naturales y disponer toda su fuerza "al servicio del necesitado, del afectado y del que más nos necesita".