Un día como hoy se publicó la encíclica Fides et Ratio del Papa San Juan Pablo II, que trata sobre las relaciones absolutamente compatibles entre la fe y la razón en la búsqueda de la verdad.
“La fe y la razón (Fides et ratio) son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad. Dios ha puesto en el corazón del hombre el deseo de conocer la verdad y, en definitiva, de conocerle a Él para que, conociéndolo y amándolo, pueda alcanzar también la plena verdad sobre sí mismo”, fueron las palabras introductorias del documento pontificio publicado el 14 de septiembre de 1998.
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En Fides et Ratio el Papa Juan Pablo II reconoce que en “distintas partes de la tierra, marcadas por culturas diferentes, brotan al mismo tiempo las preguntas de fondo que caracterizan el recorrido de la existencia humana: ¿quién soy? ¿de dónde vengo y a dónde voy? ¿por qué existe el mal? ¿qué hay después de esta vida?”.
Y luego precisa que estas preguntas vitales y universales “tienen su origen común en la necesidad de sentido que desde siempre acucia el corazón del hombre”. “De la respuesta que se dé a tales preguntas, en efecto, depende la orientación que se dé a la existencia”, añadió.
En una columna del 11 de septiembre de 2018, el Arzobispo de Valencia (España), Cardenal Antonio Cañizares, recordó que “esta encíclica pone de relieve que en el amor a la verdad, de una verdad última, en su búsqueda y en su conocimiento, en la defensa de la verdad y en su testimonio, es donde está el sentido de la vida y, por tanto, el futuro del hombre y de la sociedad”.
Sin la referencia a la verdad última, es decir, a Dios mismo, San Juan Pablo II sostuvo en Fides et Ratio que “cada uno queda a merced del arbitrio y su condición de persona acaba por ser valorada con criterios pragmáticos basados esencialmente en el dato experimental, en el convencimiento erróneo de que todo debe ser dominado por la técnica”.
“Así ha sucedido que, en lugar de expresar mejor la tendencia hacia la verdad, bajo tanto peso la razón saber se ha doblegado sobre sí misma haciéndose, día tras día, incapaz de levantar la mirada hacia lo alto para atreverse a alcanzar la verdad del ser”, añade.
Ante esa dificultad presentada por el Papa, el Cardenal Cañizares finalizó su columna diciendo que “no hay que temer a la razón ni hay que temer a la fe”.
“De la relación inseparable entre ambas está la grandeza y la elevación de la humanidad hacia sus cotas más altas”, dijo el purpurado.
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