Mons. Allen H. Vigneron, Arzobispo de Detroit (Estados Unidos), aseguró que los sacerdotes que engañan a la Iglesia con una doble vida deben arrepentirse o dejar su ministerio pastoral.
En una carta publicada este lunes 13 de agosto en el sitio web de la Arquidiócesis de Detroit, el prelado estadounidense afirmó que "a la luz de las noticias sobre el ex cardenal (Theodore) McCarrick referentes a sus pecados contra la castidad, afirmo que los sacerdotes que tratan vivir una doble vida 'engañando a la Iglesia' a través de relaciones impuras con otros, necesitan arrepentirse o dejar su ministerio pastoral".
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El 20 de junio de este año la Arquidiócesis de Nueva York anunció que la investigación que realizó sobre el presunto abuso sexual cometido por el ex cardenal Theodore McCarrick contra un menor es "creíble y sostenible".
Desde ese momento, los informes de los medios de comunicación han detallado alegatos adicionales, acusando a McCarrick de abusar sexualmente, agredir o coaccionar a seminaristas y sacerdotes jóvenes durante su tiempo como obispo.
La renuncia de McCarrick al colegio de cardenales fue aceptada por el Papa Francisco el pasado 28 de julio.
En su carta de hoy a los fieles de Detroit, Mons. Vigneron expresó su claro compromiso para vivir su celibato, y manifestó estar dispuesto a colaborar con otros obispos, sacerdotes y diáconos a "cultivar hábitos que refuercen la vida de santidad y la correspondiente responsabilidad que tienen de mantener la virtud de la castidad".
Tras señalar que si fuera él mismo quien faltase a su celibato también deberá ser corregido, el Arzobispo recomendó a quienes "rompen su promesa de castidad que busquen la medicina del Evangelio, un llamado al arrepentimiento y la renovación, usando todos los remedios naturales y sobrenaturales a su disposición para reparar su falla moral".
"Como su obispo, me vuelvo a comprometer para preservar y avanzar la vida de castidad de nuestros sacerdotes, para su bien y el de toda la comunidad cristiana. Si no pueden ustedes confiar en nosotros, entonces no podemos servirlos".
Mons. Vigneron dijo además que sus oraciones de hoy "están con las víctimas de abusos perpetrados por miembros del clero en todo el mundo" y recordó que las acusaciones contra Theodore McCarrick y otros escándalos más "sin importar cuando han sucedido, son fuertes pruebas de fe para ustedes en la Iglesia, su liderazgo y nuestros esfuerzos respecto a la prevención de abusos y nuestra respuesta".
Luego de explicar que personalmente se ha reunido con víctimas de abusos sexuales cometidos por miembros del clero, el Arzobispo de Detroit reconoció el gran daño que estos causan a la Iglesia y sus fieles.
"Me doy cuenta de cuán desalentador es para nosotros vernos nuevamente cara a cara con las fallas morales en el sacerdocio, especialmente entre nosotros los obispos. Comprendo lo desalentador que es que no hayamos superado decisivamente estos pecados después de todos estos años", lamentó.
El Arzobispo recordó asimismo las palabras de San Juan Pablo II a los cardenales estadounidenses en abril de 2002, cuando estalló por primera vez el tema de los abusos cometidos por miembros de la Iglesia: "A los fieles católicos, y a toda la sociedad, les debe quedar absolutamente claro que a los obispos y los superiores les preocupa, sobre todo, el bien espiritual de las almas".
"La gente debe saber que en el sacerdocio y en la vida religiosa no hay lugar para quienes dañan a los jóvenes", dijo en aquella oportunidad el Papa peregrino.
El prelado destacó que la Arquidiócesis de Detroit está comprometida con la lucha y prevención de los abusos; y reiteró la disposición para colaborar plenamente con las autoridades civiles.
"Como obispos y sacerdotes, representantes de la Iglesia, y los laicos debemos estar vigilantes para proteger a los niños de todo tipo de abuso y debemos redoblar nuestros esfuerzos para sanar a los más heridos por el abuso sexual. Sigo comprometido con esta meta y nunca debemos darnos por bien servidos en este aspecto", subrayó.
El Arzobispo también expresó su adhesión a lo dicho por el Cardenal Daniel DiNardo, Presidente del Episcopado estadounidense, quien el 1 de agosto anunció una investigación para llegar a la verdad de los hechos en el caso de Theodore McCarrick.
El prelado dijo también que advierte entre los fieles "la tentación de la desesperanza". A ellos les recordó que San Juan Pablo II dijo también en abril de 2002 que "debemos confiar en que este tiempo de prueba lleve a la purificación de toda la comunidad católica, una purificación necesaria y urgente para que la Iglesia predique con más eficacia el Evangelio de Jesucristo con toda su fuerza liberadora. Ahora debemos hacer que donde ha abundado el pecado, sobreabunde la gracia. Tanto dolor y tanto disgusto deben llevar a un sacerdocio más santo, a un episcopado más santo y a una Iglesia más santa".
Para concluir, el Arzobispo de Detroit dijo que "en esta hora de oscuridad" todos están llamados a "cooperar con el Espíritu Santo para hacer que aquello que nos puede alejar del trabajo de la nueva evangelización se convierta en una oportunidad para proclamar a Cristo el Señor sobre el pecado. Sí, también sobre los pecados de los que somos tan conscientes en estos días".