El Obispo Auxiliar de Managua, Mons. Silvio José Báez, exigió al Gobierno de Daniel Ortega liberar a los presos políticos y poner fin a la "cacería humana" desatada desde que comenzaron las protestas en Nicaragua en abril pasado.
"¡No más cacería humana de parte del Gobierno de Nicaragua contra ciudadanos opositores! ¡No más desapariciones y encarcelamientos ilegales! ¡Ni un nicaragüense más oculto, huyendo o exiliado! ¡Libertad inmediata para los presos políticos en Nicaragua!", exigió en su cuenta de Twitter este sábado 11, día en que se realiza la "Marcha por nuestros presos políticos", convocada en varias ciudades.
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La prensa local indicó que de acuerdo a las organizaciones defensoras de derechos humanos, hay por lo menos 137 personas encarceladas desde que se iniciaron las protestas el 18 de abril contra el régimen del presidente Ortega y de su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo. La mayoría de los presos son jóvenes que participaron en las manifestaciones.
Las protestas comenzaron el 18 de abril contra la reforma del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS). Aunque días después Ortega derogó esta medida, las manifestaciones continuaron para exigir la salida del mandatario, que en 2016 fue elegido por un tercer periodo consecutivo en unas elecciones cuestionadas por la oposición.
Las protestas, extendidas a varias ciudades del país, fueron reprimidas por la policía y grupos paramilitares afines al Gobierno.
Según un reporte publicado el 2 de agosto por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), los muertos desde que empezaron las manifestaciones "ascendería a 317; de las cuales 21 personas serían policías". Los menores de edad fallecidos "en el contexto de la crisis en Nicaragua ascendería a 23".
Estas cifras fueron recogidas por el Mecanismo Especial de Seguimiento para Nicaragua (MESENI), creado por la CIDH.
El MESENI también recogió los casos de detenciones arbitrarias y señaló que de acuerdo a la información recibida, estas personas "no son informadas de sus derechos al momento de la detención, ni de los cargos que se les imputan; no se exhiben órdenes judiciales, ni sus familiares reciben información sobre el lugar al que serán llevados".
El reporte también denuncia los despedidos de médicos y personal de salud "en represalia por haber atendido o manifestado apoyo a las personas heridas en el marco de las protestas".
Diálogo en Nicaragua estancado
El diálogo nacional convocado por Ortega en abril, ha quedado estancado desde el 25 de junio, día en que celebró su última sesión. Sin embargo, el Arzobispo de Managua, Cardenal Leopoldo Brenes, dijo el 9 de agosto que los obispos "estamos haciendo las gestiones" para retomarlo.
Una comisión de obispos nombrada por la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) participa como mediadora y testigo del diálogo a pedido del propio Ortega, sin embargo, el 19 de julio el presidente llamó "golpistas" a los prelados por haberle presentado el 7 de junio la propuesta de la sociedad civil para adelantar las elecciones para el 31 de marzo de 2019.
Además los criticó por haber socorrido a los manifestantes.
Debido a sus exhortaciones a detener la represión, la Iglesia en Nicaragua también ha sido blanco de policías y paramilitares, como ocurrió el 9 de julio cuando estos atacaron al Cardenal Brenes, a Mons. Báez y al Nuncio Apostólico, Mons. Waldemar Somertag, en la Basílica Menor de San Sebastián de la ciudad de Diriamba.
Asimismo, el domingo 15 de julio un grupo de paramilitares y simpatizantes del régimen atacaron el vehículo en que viajaba el Obispo de Estelí, Mons. Abelardo Mata, cuando regresaba de celebrar una Misa.
Entre los ataques a las iglesias se encuentra el asedio durante la noche del 13 y madrugada del 14 de julio contra la parroquia Divina Misericordia en Managua, donde se habían refugiado unos cien jóvenes manifestantes. El 9 de julio fue atacada y saqueada la iglesia Santiago Apóstol en Jinotepe, además los paramilitares agredieron a los sacerdotes.
En declaraciones publicadas el 6 de agosto en el diario Avvenire, el Cardenal Brenes rechazó las acusaciones de Ortega y le recordó que "en 1979, en la cima de la lucha contra la dictadura de Somoza, muchos jóvenes sandinistas (partidarios del entonces guerrillero Ortega), encontraron refugio en las iglesias". "Entonces como hoy, los sacerdotes prestan ayuda de tipo humanitario y no político", señaló.
En su intento por desacreditar a los obispos, el 31 de julio el canciller Denis Moncada pidió al Vaticano que algunos prelados fueran retirados del diálogo porque estaban "politizados".
Sin embargo, el 7 de agosto Mons. Mata, Secretario General de la CEN, aseguró que el Papa Francisco "nos ha apoyado abiertamente y lo continúa haciendo. No estamos dispuestos a que nos dividan: o todos o nadie. ¡Estamos pidiendo a las partes, claridad!".