Este jueves la Santa Sede informó que el Papa Francisco autorizó un cambio importante en la enseñanza de la Iglesia sobre la pena de muerte.
El texto que regía hasta hoy decía lo siguiente: 2267 La enseñanza tradicional de la Iglesia no excluye, supuesta la plena comprobación de la identidad y de la responsabilidad del culpable, el recurso a la pena de muerte, si esta fuera el único camino posible para defender eficazmente del agresor injusto las vidas humanas.
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Pero si los medios incruentos bastan para proteger y defender del agresor la seguridad de las personas, la autoridad se limitará a esos medios, porque ellos corresponden mejor a las condiciones concretas del bien común y son más conformes con la dignidad de la persona humana.
Hoy, en efecto, como consecuencia de las posibilidades que tiene el Estado para reprimir eficazmente el crimen, haciendo inofensivo a aquél que lo ha cometido sin quitarle definitivamente la posibilidad de redimirse, los casos en los que sea absolutamente necesario suprimir al reo "suceden muy [...] rara vez [...], si es que ya en realidad se dan algunos".
El nuevo texto dice lo siguiente: 2267 Durante mucho tiempo el recurso a la pena de muerte por parte de la autoridad legítima, después de un debido proceso, fue considerado una respuesta apropiada a la gravedad de algunos delitos y un medio admisible, aunque extremo, para la tutela del bien común.
Hoy está cada vez más viva la conciencia de que la dignidad de la persona no se pierde ni siquiera después de haber cometido crímenes muy graves. Además, se ha extendido una nueva comprensión acerca del sentido de las sanciones penales por parte del Estado. En fin, se han implementado sistemas de detención más eficaces, que garantizan la necesaria defensa de los ciudadanos, pero que, al mismo tiempo, no le quitan al reo la posibilidad de redimirse definitivamente.
Por tanto la Iglesia enseña, a la luz del Evangelio, que "la pena de muerte es inadmisible, porque atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona" y se compromete con determinación a su abolición en todo el mundo.
La pregunta clave es la dignidad humana
En declaraciones a la prensa, el Director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, Greg Burke, indicó que "la pregunta clave aquí es la dignidad humana".
Señaló que lo que el Papa está diciendo es que sin importar la gravedad del delito, la persona no pierde su dignidad humana. Además, "la Iglesia siempre enseña acerca de la redención y algunas esperanzas de redención".
En ese sentido, el vocero vaticano dijo que este "es un mensaje para todos los católicos". "Volvamos a lo que significa respetar la vida en todo momento y en todos los casos", señaló.
Asimismo, recordó que ya San Juan Pablo II pedía la abolición de la pena de muerte. Entonces, indicó, lo que sucede es que esta abolición "se está convirtiendo en oficial" luego de "un desarrollo en la enseñanza (de la Iglesia) a lo largo de más de veinte años".