Mons. José Luis Azuaje, Arzobispo electo de Maracaibo y presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) afirmó que cuando el Estado exige el mal, los ciudadanos "tenemos el arma democrática de la resistencia".
"Los ciudadanos tenemos el arma democrática de la resistencia, más aún como cristianos bajo la lógica del amor y el bien común; nos resistimos cuando el Estado exige la negación del bien, de la justicia, cuando exige el mal. Ahí está el cristiano para resistirse a ello y para contrarrestar esta actitud con el bien, con lo justo desde su propia libertad. Aquí entra en juego la fe y no tanto los cálculos políticos", afirmó el prelado en su discurso al iniciar la asamblea plenaria de los obispos de Venezuela el 7 de julio.
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El Arzobispo electo de Maracaibo dijo también que "después de unas elecciones presidenciales que ha generado más dudas que certezas, en la actual condición del país, el pueblo se hace algunas preguntas: y ahora ¿qué vamos a hacer?, ¿cuál es el camino a recorrer?, y hace una de las afirmaciones más sentidas: vivimos desesperanzados ante una situación injusta que nos ahoga".
"Ante esta situación recordemos las palabras del Papa San Juan Pablo II: 'Cristo parecía impotente en la cruz. Pero Dios siempre puede más'; y el amor vence siempre, ese amor que está clavado en la Cruz, en los crucificados que va dejando esta perversa ideología y sistema de gobierno; pero ante esto debemos recordar que el amor vence siempre, y venció desde la cruz, desde los crucificados, desde el no hombre, desde la nada, desde la muerte".
El presidente de la CEV resaltó luego que en la actual situación de crisis humanitaria en el país "el centro de interés debe estar en el bienestar del pueblo, de la familia humana, en la promoción de la dignidad humana y de sus derechos, haciendo énfasis en el cumplimiento de sus deberes cuando las condiciones normales lo permitan".
En ese sentido resaltó que "un factor fundamental es reconstruir el liderazgo social, no solo desde las cúpulas, sino desde las bases sociales. Esto no es algo instantáneo, sino un empeño constructivo y de concientización que vaya permitiendo vencer pequeñas batallas hasta lograr revertir el mal que engendra a una sociedad de necesitados".
Tras alentar a la unidad de todos para reconstruir Venezuela, Mons. Azuaje dijo que el pueblo "está hablando" con "las miles de protestas que se suceden diariamente, aunque no se reportan en los medios de comunicación y manifiestan el gran descontento que existe ante el sometimiento de unas improvisaciones que enmarca el sistema e indican la falta de racionalidad y pericia de quienes deben tomar decisiones en materia pública". "Estas protestas indican el fracaso de un modelo que a grito y desde hace muchos años el pueblo viene denunciando. Pero cuando una mecha se ha encendido, ya no se apaga y se va haciendo más fuerte hacia su destino final: la liberación integral", lamentó.
Para el Arzobispo electo de Maracaibo "dar esperanza no es algo instantáneo, está de por medio el testimonio de entrega y de caminar con el pueblo, no como salvadores, sino como compañeros de camino".
"Es tener la audacia de plantear alternativas viables construidas entre todos cuyos enfoques deben ser: la dignidad de la persona humana y la búsqueda del bien común que pasa por un sistema político ético y al servicio de todos".
"Es tener también la sensatez de saber contra qué o quién se lucha. Este es el liderazgo que hay que crear y valorar", subrayó.
Crisis en Venezuela
Según Cáritas Internacional unas cuatro millones de personas han dejado Venezuela debido a la grave crisis económica, marcada por un gran desabastecimiento de alimentos y medicinas, que se vive bajo el régimen de Nicolás Maduro, presidente del país desde 2013 y reelecto el domingo 20 de mayo.
El principal destino de los millones de refugiados es Colombia, junto a otras naciones como Perú, Chile y Argentina.
El Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) sostuvo que el venezolano promedio ha perdido alrededor de 11 kilos en 2017, en una población donde casi el 90% vive debajo de la línea de pobreza.
La falta de medicinas ha provocado también el rebrote de la difteria y el incremento de casos de sarampión y malaria, enfermedades que estaban casi erradicadas en Venezuela.
La malaria, que no superaba los 23 mil casos, afecta ahora a casi 320 mil personas en al menos nueve regiones de Venezuela; mientras que el sarampión ya ha cobrado la vida de 26 niños, solo en la zona del Delta del Orinoco.
Venezuela cerró el 2017 con una inflación de 2,616% y una caída del Producto Bruto Interno de 15%.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé una inflación de casi 14,000% para el 2018, lo que sería el mayor índice de inflación entre los mercados emergentes para este año y el siguiente.