Desde la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano, el Papa Francisco presidió el rezo del Ángelus y afirmó que la muerte a la que hay que temer es "la del corazón endurecido por el mal".
El Papa comentó el Evangelio que narra la curación de la hija de Jairo que resucita después de que Jesús le ordena: "'¡Levántate!' y la curación de una mujer que sufría hemorragias y se cura al tocar el manto de Jesús".
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Pero a su vez advirtió de "la muerte de la que hay que tener miedo: la del corazón endurecido por el mal". "Incluso si hemos caído en lo bajo, su voz tierna y fuerte nos dice: '¡Álzate!'", reconoció.
Francisco explicó que son dos relatos "con un único centro: la fe, y muestran a Jesús como fuente de vida, como Aquél que vuelve a dar la vida a quien confía plenamente en Él".
"Los dos protagonistas, es decir, el padre de la niña y la mujer enferma, no son discípulos de Jesús y sin embargo son escuchados por su fe".
Francisco señaló que "de este comprendemos que en el camino del Señor están admitidos todos: ninguno debe sentirse un intruso, un abusivo o uno que no tiene derechos. Para tener acceso a su corazón hay un solo requisito: sentirse necesitado de curarse y confiarse a Él".
"Jesús va a descubrir a estas personas entre la muchedumbre y les quita el anonimato, los libera del miedo de vivir. Lo hace con una mirada y con una palabra que los pone de nuevo en camino después de tantos sufrimientos y humillaciones".
El Obispo de Roma explicó que "estamos llamados a aprender y a imitar estas palabras que liberan y estas miradas que restituyen, a quien no tiene, las ganas de vivir".
"Jesús es el Señor, delante a Él la muerte física es como un sueño: no hay motivo para desesperarse", añadió.