De cara a la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, cientos de fieles de China realizaron una peregrinación para pedir la intercesión de ambos apóstoles por la unidad de la Iglesia en el país.
Según informó la agencia vaticana Fides, los fieles pertenecen a la parroquia de Hou Ba Jia, dedicada a San Miguel, en las afueras de Beijing.
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La peregrinación comenzó al amanecer del sábado 23 de junio y terminó al día siguiente, en la fiesta de San Juan Bautista, en el santuario de los mártires de Zhu Jia He ubicado en la provincia de Hebei.
Fides indicó que este templo es "un lugar muy querido para los católicos chinos por el testimonio martirial de fe y amor a Cristo de los misioneros franceses San León Ignacio Mangin y San Paul Denn".
En julio de 1900, estos dos misioneros acogieron a miles de mujeres y niños que escapaban de la persecución perpetrada durante el Levantamiento de los bóxers, también conocido como el Levantamiento Yihétuán.
Cuando los boxers atacaron la iglesia donde estaban reunidos, el P. Mangin dio la absolución a todos los presentes. Cuando los atacantes ingresaron al templo, asesinaron a. P. Denn, que repartía la Comunión, y a todos los fieles. Luego quemaron el sitio.
San León Ignacio Mangin y los 55 compañeros mártires de la masacre de Zhu Jia fueron canonizados por San Juan Pablo II en el año 2000. Sobre el lugar del martirio se construyó el santuario actual, donde los católicos de la parroquia de Hou Ba Jia realizaron su peregrinación.
Fides informó que la iniciativa fue convocada a través de Wechat, una de las redes sociales más utilizadas por los jóvenes en China.
La comunidad parroquial es muy joven y activa. Allí se desarrollan actividades como catequesis, cursos de formación para niños y matrimonios jóvenes, campamentos y peregrinaciones.
Las relaciones diplomáticas entre China y el Vaticano se rompieron en 1951, dos años después que los comunistas tomaron el poder. Las nuevas autoridades chinas expulsaron a los clérigos extranjeros.
Desde entonces, China solo permite el culto religioso a través de la Asociación Patriótica Comunista China, leal al gobierno y que rechaza la autoridad del Vaticano en el nombramiento de obispos y en la conducción de la Iglesia.
Los obispos legítimos que permanecen fieles al Papa viven una situación cercana a la clandestinidad y permanentemente asediados por las autoridades comunistas.