Los obispos de Filipinas recordaron a sus sacerdotes que no deben portar armas para su seguridad, pese a los asesinatos de presbíteros ocurridos en los últimos meses en el país asiático.
Según informa la agencia vaticana Fides, los prelados hicieron esta recomendación luego que se conociera que al menos cuatro sacerdotes de la Diócesis de San Pablo, en la provincia sureña de Laguna, han comenzado a portar armas.
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El Presidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas y Arzobispo de Davao, Mons. Rómulo Valles, rechazó la idea de un "clero armado" que porte legalmente armas.
"Somos hombres de Dios, hombres de la Iglesia, y es parte de nuestro ministerio afrontar el peligro e incluso la muerte, si Dios quiere", aseguró el Prelado.
El Vicepresidente de la Conferencia Episcopal, Mons. Pablo Virgilio David, comentó a su turno que "los sacerdotes que deseen llevar armas de fuego en defensa propia pueden considerar abandonar el sacerdocio y unirse al ejército o a la policía".
De otro lado, el P. Jerome Secillano, secretario ejecutivo de la Oficina de Asuntos Públicos del Episcopado filipino, reiteró la posición de la Iglesia de que los sacerdotes y los agentes pastorales no estén armados.
En los últimos meses han sido asesinados tres sacerdotes. El P. Richmond Nilo, de 44 años, fue baleado mientras se preparaba para una Misa el 10 de junio en Zaragoza, provincia de Nueva Ecija; el P. Mark Ventura, de 37 años, también baleado tras celebrar la Eucaristía el 29 de abril en Gattaran, provincia de Cagayan; y el P. Marcelito Paez, de 72 años, asesinado el 5 de diciembre de 2017 en Jaén, Nueva Ecija.
El P. Rey Urmeneta, de 64 años, excapellán de la policía, resultó herido y se está recuperando de un ataque perpetrado el 6 de junio en Calamba, al sur de Manila.