Ante la crisis que atraviesa la Iglesia en Chile por los escándalos de abusos y encubrimiento de parte de algunos miembros de clero, el Cardenal Jorge Medina Estévez reflexionó sobre el verdadero fundamento de Iglesia que asegura su existencia y credibilidad.
"Nuestra fe no se afirma en el rostro humano de la Iglesia, ni en sus deficiencias, sino en el Señor Jesús, nuestro Dios y único Salvador", recordó el cardenal en una columna de opinión del diario El Mercurio.
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El Prefecto Emérito de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos señaló que "no sería acorde con el amor a la verdad negar la existencia de hechos graves y debidamente comprobados, que han tenido como autores a personas que desempeñaban ministerios eclesiásticos".
Sin embargo, "sería dar muestras de una fe muy poco madura sacar de ahí la errónea conclusión de que la Iglesia haya perdido toda autoridad o credibilidad".
En su columna, el Cardenal Medina indicó que "lo primero que hay que tener presente, especialmente en las actuales circunstancias, es que si bien la Iglesia es santa, contiene en su seno a pecadores".
Por lo tanto, es importante que los católicos reconozcan en Cristo "nuestra peña y nuestra roca, y no los hombres que no solo en ocasiones claudican, sino que pueden no estar siempre a la altura de las circunstancias".
Al mirar la historia de la Iglesia con sus altos y bajos, el cardenal sostuvo que sería deshonesto "ignorar que ha habido y hay muchísimos cristianos, laicos, obispos, sacerdotes y diáconos que sirven generosa y lealmente la misión que Jesús confió a su Iglesia".
Advirtió que "amplificar indiscriminadamente las deficiencias y conductas ciertamente reprobables y sacar conclusiones generalizadas de hechos, por desgracia verdaderos y graves, si bien puntuales, aunque hayan sido reiterados, sería dar muestras de una lamentable señal de poco amor a la verdad e incluso de superficialidad".
"No actuaron así los santos que vivieron en tiempos difíciles y que, no obstante, siguieron creyendo que la Iglesia, a pesar de las deficiencias de quienes somos sus miembros", sostuvo el cardenal.
La Iglesia "es el instrumento querido por Dios y por el Señor Jesús para ayudarnos en el camino, con frecuencia fragoso, que conduce hacia la salvación, que es, en definitiva, la vida eterna en el Reino de los Cielos", recordó el Cardenal Medina.
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