El 12 de junio se cumplen 25 años de la visita del Papa San Juan Pablo II a Sevilla, con motivo de este aniversario, Mons. Juan José Asenjo, actual Arzobispo de esta diócesis española envió una carta en la que calificó de "acontecimiento magnífico" y "gracia extraordinaria" los días de la visita del Santo Padre.
San Juan Pablo II visitó Sevilla para clausurar el Congreso Eucarístico Internacional en 1993, según recuerda Mons. Asenjo.
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Tras llegar al aeropuerto de Sevilla, el Santo Padre se trasladó a la plaza de la Virgen de los Reyes para rezar junto con los miles de fieles el Ángelus desde el balcón de la Giralda, "convertida en púlpito excepcional".
Después, el Papa entró en la Catedral de Sevilla, donde estaba el Santísimo expuesto. "Son impresionantes las fotografías del Santo Padre inclinado en actitud de profunda adoración durante un cuarto de hora largo ante el Señor Sacramentado", aseguró el Arzobispo.
A las cinco de la tarde, San Juan Pablo II ordenó 37 nuevos sacerdotes, diez de ellos de Sevilla. "Cuentan quienes participaron que el calor era asfixiante, tan grande como la alegría y el fervor", precisó el Prelado.
Por la noche, celebró el encuentro con los jóvenes en la plaza de la Virgen de los Reyes y al día siguiente, domingo 13 de junio de 1993, clausuró el Congreso Eucarístico en el Campo de la Feria, al que acudieron casi un millón de personas.
Según afirma el Arzobispo en su carta, "las crónicas de aquel día inolvidable destacan la hermosa homilía del Papa y su gesto entrañable al llegar al altar postrándose ante la imagen bendita de la Pura y Limpia del Postigo del Aceite, que tanto agradecieron los sevillanos".
Mons. Asenjo también destacó el papel que el Cardenal Carlos Amigo, actualmente Arzobispo Emérito de Sevilla, tuvo en la preparación del Congreso y la visita del Papa.
"Pero el protagonismo principal de aquellas jornadas gozosas corresponde al Papa, que quiso visitarnos, y al pueblo cristiano de Sevilla y Andalucía que respondió magníficamente a la invitación de sus pastores. La muchedumbre de fieles, cercana al millón, que participó en la Eucaristía del Campo de la Feria, superó las expectativas más optimistas", subraya el Arzobispo.
En su carta, Mons. Asenjo subrayó que "las claves de este resultado, para muchos sorprendente" fueron "la extraordinaria personalidad del Papa, su fuerza interior, su fe profunda, su amor al Señor, la entrega agónica de su vida al servicio del Evangelio y la autenticidad en el testimonio que solo los santos saben transmitir", además de la "extraordinaria calidad cristiana del pueblo sevillano y su amor al Papa".
El Congreso Eucarístico Internacional fue "a juicio de las autoridades vaticanas y de los obispos españoles, un gran éxito". Su lema fue "Christus lumen Gentium", y los temas de estudio fundamentales fueron la Eucaristía, la evangelización y las exigencias sociales de la participación en el sacramento eucarístico.
Estos aspectos, San Juan Pablo II los "recogió magistralmente" en su homilía en la Statio Orbis, donde dijo: "Del altar eucarístico, corazón palpitante de la Iglesia, nace constantemente el flujo evangelizador de la palabra y de la caridad. Por ello, el contacto con la Eucaristía ha de llevar a un mayor compromiso por hacer presente la obra redentora de Cristo en todas las realidades humanas. El amor a la Eucaristía ha de impulsar a poner en práctica las exigencias de justicia, de fraternidad, de servicio, de igualdad entre los hombres".
"Las actitudes del Papa en estos días nos señalaron un verdadero programa de vida cristiana, que veinticinco años después no ha perdido actualidad", destacó el Arzobispo y subrayó el amor a la Eucaristía del Santo Padre, el tiempo de "recogimiento rezando de rodillas en la capilla habilitada bajo el podio del altar antes de comenzar la santa Misa, y la acción de gracias prolongada al concluir la celebración", así como "su cercanía a los pobres, a los enfermos y a los que sufren en su visita a Dos Hermanas".
De estos días en Sevilla, el ahora Arzobispo también recordó especialmente "la pasión por anunciar a Cristo, por compartirlo con sus hermanos y entregarlo a todos" y la "piedad filial y amor a la Santísima Virgen".