La Archidiócesis de Toledo (España) celebró la festividad del Corpus Christi el pasado domingo 3 de junio con una Eucaristía en la catedral en donde Mons. Braulio Rodríguez Plaza, Arzobispo de Toledo, recordó que es en la Eucaristía donde "Jesús nos habla" y en donde se encuentra "toda la vida de Jesús, es decir, su forma de tratar a los pobres, sus gestos de acogida, su coherencia".
En la homilía de la festividad del Corpus Christi, Mons. Braulio Rodríguez Plaza, Arzobispo de Toledo y Primado de España, recordó que "en la fiesta del Corpus et Sanguinis Christi se da una ocasión propicia" para sentir el bien que nos hace "dejar que Él vuelva a nuestra existencia y nos lance a comunicar la vida nueva".
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El pasado jueves 31 de mayo tuvo lugar la procesión del Santísimo Sacramento por las calles de la ciudad de Toledo, una procesión que está considerada de Interés Turístico Internacional por su excepcional belleza. La custodia donde se porta el Santísimo está hecha de oro y plata, mide dos metros y medio de altura, data del siglo XVI y tardó más de siete años en realizarse.
Durante la Misa, el Prelado explicó que la adoración ante el Santísimo "no es adoración estática que busca solo estar bien", porque "si buscáramos solo el bienestar, seríamos discípulos no de Jesucristo, sino de la new age".
Por eso afirmó que "la mejor motivación para decidirse a comunicar el Evangelio es contemplarlo con amor, es detenerse en las palabras y acciones de Jesús, leyéndolas con corazón".
"Traicionaríamos a la tradición cristiana si olvidáramos que, tras la presencia de Jesucristo en la Eucaristía, se encuentra toda la vida de Jesús, es decir, su forma de tratar a los pobres, sus gestos de acogida, su coherencia, su generosidad cotidiana con las gentes, su sencillez y, finalmente, su entrega total en su sacrificio en la Cruz", aseguró el Prelado.
También afirmó que es en la Eucaristía donde Jesús "nos habla hasta interpelar a nuestra propia vida" porque conforme se "descubre mejor a Cristo" se convence más "de que es Él lo que los demás necesitan".
Mons. Rodríguez recordó que hay muchos cristianos que han perdido el entusiasmo por la misión y "por transmitir la fe en nuestra cultura" y puso el ejemplo de numerosos padres y madres, "incluso catequistas" que olvidan que "el Evangelio responde a las necesidades más profundas de las personas, y que hemos sido creados para lo que el Evangelio nos propone: la amistad con Jesús y el amor fraterno, que vence al Maligno".
"Estoy convencido de que nuestra tristeza infinita como seres humanos solo se cura con este amor infinito de Cristo", afirmó el Prelado y por eso aseguró que "cuando adoramos al Señor en la Eucaristía es porque se está convencido, por propia experiencia, de que no es lo mismo haber conocido a Jesús que no conocerlo".
El Obispo Primado de España recordó en la homilía que "no es lo mismo tratar de construir el mundo con su Evangelio que hacerlo solo con la propia y solo razón" y que "la vida con Él se vuelve mucho más plena y con Él es mucho más fácil encontrarle sentido a todo".
"De nuevo hoy sobre el altar podemos contemplar a nuestro Señor Jesucristo. Oímos su voz poderosa y suave que nos dice: 'Este Cuerpo quema las espinas de nuestros pecados e ilumina nuestras almas'", aseguró el Prelado y destacó que fue ese mismo cuerpo "con el que tan sólo verlo curó a la hija de la Cananea. A este Cuerpo se acercó la pecadora, con todo el ardor de su alma, y fue liberado del barro de sus pecados".
Aseguró que el Cuerpo es "el fundamento de nuestra salvación" y su sangre "santa e inmortal" es la sangre con que "hemos sido rescatados, comprados e instruidos; con la hemos sido iluminados".