El Arzobispo Primado de México, Cardenal Carlos Aguiar Retes, presidió la Misa de Corpus Christi en la que afirmó que la presencia real de Cristo en la Eucaristía muestra a todos que el Señor "camina con nosotros".
En la homilía de la Misa que presidió en la Catedral de México el 31 de mayo, el Cardenal resaltó que "el hombre que camina en el Espíritu, la Iglesia que camina bajo la guía del Señor, siempre tendrá la paz para afrontar cualquier adversidad".
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"Y esto lo hacemos descubriendo con los ojos de la fe esa sutil presencia de Jesucristo en el Pan y Vino, que han sido transformados por las propias palabras de Jesús, dichas por el sacerdote", dijo.
Por eso, continuó el Cardenal, "lo adoramos, no solo lo veneramos, lo adoramos; por eso nos arrodillamos ante Él; por eso dialogamos con Él; por eso le expresamos lo que llevamos en el corazón. Porque Cristo camina con nosotros, especialmente en el misterio de su presencia eucarística".
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Según indica el Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME), el Cardenal Aguiar recordó que el ser humano es la única criatura creada a imagen y semejanza de Dios: "Las demás creaturas: animales, vegetales, la Creación entera, son para servirnos, para nuestra vida. Nosotros estamos creados para la relación con Dios, para descubrirlo como Padre", explicó.
"Somos lo más importante de la Creación, y lo material tiene que estar –como todo el resto de la Creación– al servicio de esta relación espiritual con Dios", agregó.
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El Arzobispo Primado de México explicó también que la Misa tiene dos dimensiones fundamentales: la escucha de la Palabra y la vivencia de la comunión.
En la primera, continuó, se escucha la Palabra de Dios para iluminar la vida de cada uno y así "discernir qué es lo que Dios espera que hagamos. Solo guiados por la Palabra de Dios encontraremos lo que Dios quiere de nosotros".
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"Es una escucha personal, individual, que después hay que compartirla en familia, en pequeños grupos, en círculos de amistad, en grupos apostólicos; compartirla para seguir clarificando qué es lo que quiere Dios, no solamente de mí, sino de nosotros, que somos su cuerpo, su Iglesia".
El Cardenal indicó que "la segunda dimensión que tiene la Eucaristía es la comunitaria, que expresa nuestro ser de Iglesia, nuestro ser del cuerpo de Jesús".
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En su presencia real, confirmada por el seguimiento de su Palabra, los fieles pueden hacer la voluntad de Dios.
"Es entonces cuando experimentamos en nuestro interior la alegría, la paz y la esperanza ante tantas situaciones que nos angustian, nos desconsuelan o nos llenan de ansiedad, o incluso, de situaciones trágicas que no sabemos cómo reaccionar ante ellas", destacó.
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