El nuevo Nuncio Apostólico en Georgia y Armenia, Mons. José Avelino Bettencourt, visitó el Santuario de Fátima (Portugal) antes de dar inicio a su misión diplomática por un motivo que remonta a su infancia.
El Prelado aseguró tener desde niño "una gran relación" con el lugar y, especialmente, con la Virgen María.
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Mons. Bettencourt, que es de origen portugués, fue ordenado el pasado mes de marzo por el Papa Francisco como Nuncio Apostólico para Georgia y Armenia. Hasta ese entonces se había desempeñado como Jefe de Protocolo de la Secretaría de Estado del Vaticano.
Por invitación del Santuario de Fátima, el Prelado estuvo en Cova de Iría y presidió una Misa internacional el domingo 27 de mayo.
En declaraciones a la sala de prensa del santuario, el Nuncio comentó que antes de partir a su nueva misión pensó "que debía venir a Fátima" debido a que tiene "una gran relación con desde niño" con este lugar.
"Creo que la Providencia me abrió camino y me indicó que debería venir a Fátima antes de iniciar mi misión en países de la ex Unión Soviética, que dieron testimonio de su fe cristiana con tantos sacrificios y también con mucha dignidad", indicó.
El Prelado recordó que "durante el periodo de la revolución bolchevique fueron asesinados 80 mil sacerdotes ortodoxos", y "hoy, con el frenesí de los días" se puede "correr el riesgo de olvidarnos de que hay gente que muere y es perseguida porque profesa una religión".
"Nosotros no podemos ignorar ese hecho y debemos que tener el coraje de hacer más por esos hermanos que luchan por la libertad religiosa", señaló.
Mons. Bettencourt emigró de Portugal a Canadá cuando tenía tres años. A los 10 años realizó su primer viaje fuera del país americano y el destino fue Fátima.
Indicó que la relación con este santuario mariano se estrechó con el paso del tiempo ya que allí escribió el "pedido formal para el diaconado y para el sacerdocio". El martes pasado cumplió 25 años de ordenación sacerdotal.
"Fátima ha estado conmigo a la largo de toda mi vida y los grandes pasos han sido dados mano a mano con la Virgen María", dijo.
En ese sentido, el Nuncio afirmó que "Fátima tiene una fuerza muy propia" y que "esa ligación con lo trascendente tiene una fuerza particular aquí y diría que es un don del Cielo concedido a este lugar que tenemos que compartir".
"No soy yo quien lo digo. El Papa Benedicto XVI, con quien estuve ayer (sábado 26 de mayo) antes de venir a Fátima y que es el gran teólogo de nuestro tiempo, ya lo dijo: 'Fátima es una fuente de gran esperanza para los católicos'", aseguró el Prelado, quien busca llevar esa esperanza en su nueva misión.
Además de reunirse con el Papa Emérito, Mons. Bettencourt también se encontró el sábado con el Secretario de Estado Vaticano, Cardenal Pietro Parolin.
"Ambos saben que estoy en Fátima y lo que más oí en estos dos últimos días fue 'cuando llegues a Fátima reza por mí'. Fátima es un lugar que llama a la oración y las personas se sienten interpeladas", contó.
"Benedicto XVI tiene recuerdos muy vivos de Fátima. En su expresión y su mirada vi una gran ternura para con Fátima. Además, me pidió que le transmitiera sus felicitaciones a Mons. António Marto, de quien guarda óptimos recuerdos", agregó.
¿Quién es Mons. Bettencourt?
Mons. José Avelino Bettencourt nació en la isla de São Jorge nos Açores (Portugal) el 23 de mayo de 1962. Emigró a Canadá con su familia cuando tenía tres años.
En ese país fue ordenado sacerdote el 29 de junio de 1993 y ejerció su ministerio pastoral en la Arquidiócesis de Ottawa.
Frecuentó la Academia Eclesiástica en Roma, se formó en Derecho Canónico y entró en el servicio diplomático de la Santa Sede en 1999.
Prestó servicio en la Nunciatura Apostólica de la República Democrática del Congo y en la Sección de Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado de Vaticano.
El 14 de noviembre de 2012 fue nombrado Jefe de Protocolo de la Secretaría de Estado de Vaticano.
El 26 de febrero de este año el Papa Francisco lo nombró Nuncio Apostólico para Georgia y Armenia y recibió la ordenación episcopal del propio Pontífice en una celebración realizada en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano, el 19 de marzo.
Traducido y adaptado por María Ximena Rondón. Publicado originalmente en ACI Digital.