La última película del universo cinematográfico de Marvel, "Avengers: Endgame", tiene como un artefacto protagónico el "Guantelete del Infinito", con el que el antagonista Thanos busca desaparecer a la mitad de habitantes del universo. Mientras, en redes se hizo viral el parecido del objeto con una antigua reliquia católica.

La exitosa película de Marvel ha recaudado más de 2.000 millones de dólares a nivel mundial tras su estreno, el 22 de abril de 2019. El tema central de la película, inspirada en historietas, es el enfrentamiento entre los Avengers, "vengadores", y el villano Thanos, que busca apoderarse de las seis "gemas del infinito", para tener poder ilimitado.

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Las seis gemas –del alma, espacio, mente, realidad, tiempo y poder– tienen diversos colores, y Thanos las inserta una a una en su guantelete a medida en que las obtiene.

 

 

En redes sociales destacaron que el guantelete junto a sus gemas luce muy similar al relicario que guarda la mano incorrupta de Santa Teresa de Ávila, que se conserva en el convento carmelita del Corazón Eucarístico de Jesús, en Ronda, en la Diócesis de Ávila (España).

 

 

En 1585, tres años después de la muerte de Santa Teresa de Ávila, exhumaron su cuerpo y descubrieron que estaba incorrupto. Diversas reliquias de su cuerpo fueron entonces extraídas, entre ella, la mano que hoy se conserva en el monasterio de Ronda.

Ahí llegó en 1910, luego de la expulsión de las carmelitas que vivían en Lisboa, Portugal. Durante la guerra civil española, la reliquia fue requisada por milicianos, para ser hallada tiempo después en Málaga por el bando nacional.

El dictador Francisco Franco mantuvo la reliquia en la capilla del Palacio Real de El Pardo. A su muerte, en 1975, la reliquia regresó al monasterio en Ronda.

El guante que cubre la mano incorrupta de la santa española es de plata, y tiene los dedos engalanados con piedras preciosas y semipreciosas.

En una entrevista publicada en el sitio web de la Diócesis de Málaga, la hermana María Paz, entonces de 64 años, aseguró que las religiosas no se acostumbran a tener en su monasterio "la grandeza" que es la reliquia de la mano de Santa Teresa de Jesús.

La hermana Jennifer dijo en esa ocasión que "cuando yo llegué con mi padre espiritual por primera vez al convento y me dieron a besar la mano, ¡la mano! Me arrodillé, me persigné... y no sabía qué hacer. Es algo muy grande".