El Estatus de Protección Temporal (TPS) para los inmigrantes hondureños en Estados Unidos no se renovará, anunció el viernes el Departamento de Seguridad Nacional; una decisión que ha sido lamentada por los obispos de Estados Unidos.
El director del programa de servicios de migración de la Conferencia de los Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB por sus siglas en inglés), dijo que poner fin a las protecciones de TPS para los hondureños sería inhumano, por lo que pidió "compasión y paciencia" mientras ese país mejora su capacidad humanitaria para recibir a sus connacionales.
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El TPS es un programa temporal, renovable y autorizado que permite a los migrantes de varias nacionalidades quedarse y trabajar legalmente en Estados Unidos durante el periodo en que resulta inseguro volver a sus países, sea por motivos de violencia o desastres naturales.
De esta manera, los hondureños se suman a los inmigrantes de El Salvador, Nepal, Haití, Sudán y Nicaragua para quienes el TPS llegará a su fin en los próximos años.
El TPS fue conferido a los inmigrantes hondureños luego que un huracán destruyera gran parte de su país en 1998, causando más de 2 mil millones de dólares en daños y perjuicios. Desde entonces, alrededor de 86 mil hondureños se han registrado para acceder al TPS. Si las protecciones caducan, deberán abandonar los Estados Unidos y regresar a su país.
Una carta del secretario de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, dijo que el TPS sería revocado ya que "las condiciones en Honduras que resultaron del huracán han mejorado notablemente". Además, Nielsen dijo que el país ha realizado un "proceso sustancial" desde octubre de 2016 después de la recuperación post huracán.
Debido a estas mejoras, Nielsen anunció que el TPS para los hondureños caducará el 5 de enero de 2020, dando a los hondureños 18 meses para prepararse y salir de los Estados Unidos. Añadió que habrá recursos disponibles para ayudar con esta transición.
Sin embargo, una carta de William A. Canny, director ejecutivo de los Servicios de Migración y Refugiados de la USCCB, describe una imagen muy diferente sobre la situación actual en Honduras.
Canny advirtió a Nielsen que sería "inhumano e insostenible" terminar el TPS ahora. "Dadas las condiciones actuales del país, Honduras no está en condiciones de acomodar el regreso de aproximadamente 57.000 nacionales que han recibido TPS de los Estados Unidos. Hacerlo probablemente desestabilizaría a este socio regional estratégico y podría potencialmente dañar a los que regresan", escribió.
En ese sentido, la USCCB no cree que Honduras se haya recuperado hasta el punto en que pueda reintegrar exitosamente a los ciudadanos hondureños que han pasado los últimos 20 años en los Estados Unidos.
"Desde nuestro viaje de delegación a la región en otoño de 2017, así como nuestra continua presencia y trabajo en la región y con las comunidades afectadas en los EEUU, sabemos de primera mano que Honduras no puede manejar adecuadamente el regreso de sus nacionales que tienen TPS", dijo Canny.
"La delegación encontró una extensión de TPS para ambos países crucial por razones humanitarias, de seguridad regional y de estabilidad económica", explicó.
El año pasado, una delegación de la USCCB visitó el país centroamericano, donde descubrieron que las familias aún están sujetas a la amenaza de la violencia.
Además, hay una gran parte de la población que se encuentra desplazada dentro del país, un problema que según Canny será agravado con el regreso de los inmigrantes.
"Le pedimos que muestre compasión y paciencia mientras Honduras continúa mejorando su seguridad ciudadana y su capacidad humanitaria para la recepción, protección e integración", añadió Canny.
Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en CNA.