Mattia, un niño romano de 10 años, se dirigió al Papa Francisco durante la visita que el Santo Padre realizó a la parroquia del Santísimo Sacramento, donde inauguró la "Casa de la Alegría" para personas con discapacidad, y le pidió que rezara por su madre enferma.
El Pontífice, después de garantizarle sus oraciones, alabó la petición del pequeño y recordó la importancia de rezar por los padres. "Ellos rezan por vosotros, pero, ¿vosotros rezáis por ellos?", preguntó a los niños de la parroquia.
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"Vuestros padres necesitan vuestras oraciones, porque así les ayudáis a ir adelante. Y cuando tienen una enfermedad, como la madre de Mattia, rezad más. La familia se hace así, con la oración. La oración hace crecer la familia".
El Papa continuó: "Os pido que dediquéis una oración al día por vuestros padres. No hace falta que sea una oración larga, pero rezad por vuestros padres. Porque la familia se hace con la oración de unos por los otros. Los hijos deben rezar por los padres".
Además, otra joven de la parroquia, Beatrice, le preguntó al Papa de qué modo podía convencer a sus amigos de que la Iglesia no es aburrida.
Francisco, en su respuesta, le recordó que el Evangelio siempre debe dar alegría, y que ese principio no sólo sirve para los pastores, sino que también es válido para los laicos, para todos.
"Muchas veces he encontrado en las parroquias laicos con cara de vinagre que pastores. Porque el laico cuando no se integra bien en la parroquia comienza esta lucha de poder, esta lucha interna", lamentó el Obispo de Roma.
Reconoció que "la alegría del evangelio se echa en falta, no siempre, pero con frecuencia". En este sentido, afirmó que "si soy un verdadero creyente, eso debe expresarse en la alegría, la alegría de Jesús Resucitado. Jesús resucitó para darte la alegría y la seguridad que necesitan todos".
"Has preguntado: '¿Qué debo hacer para convencer a mis amigos de que la Iglesia no es así?'. Debes hacer las cosas con alegría, y ellos lo verán. La Iglesia crece no por el proselitismo sino por atracción, por atracción del testimonio", aseguró.
"Somos discípulos de Jesús que tratamos de hacer las cosas que Jesús nos dice. Apenas nacida la Iglesia, la gente miraba a los cristianos y decían, 'mira qué felices son estos'. La alegría atraía a los demás. No se puede vivir el Evangelio sin alegría".