El Papa Francisco recordó a los comunicadores católicos que su labor es "cultivar y fortalecer cada brote de vida y bien", y los alentó a no cansarse de buscar la verdad con humildad.
En una audiencia concedida en la Sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano este martes 1 de mayo a los dirigentes y trabajadores del diario católico italiano "Avvenire", el Santo Padre recordó las palabras del Papa Pablo VI dirigidas a los periodistas católicos en las que afirmaba que no debían "publicar lo que genere impacto o que haga clientela. Deben hacer el bien a los que escuchan, educarlos a pensar, a juzgar".
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En este sentido, Francisco subrayó que "el comunicador católico evita refugiarse en la rigidez que sofoca y encarcela". "Hace que la realidad nunca ceda su puesto a la apariencia, la belleza a la vulgaridad, la amistad social al conflicto", agregó.
Además, el Papa reflexionó sobre cómo afectan las nuevas tecnologías al mundo del trabajo, en concreto a la profesión periodística, con motivo de las celebraciones de este 1 de mayo, Día del Trabajo y Festividad de San José Obrero.
El Santo Padre dijo a los periodistas de Avvenire que "la cultura digital ha requerido una reorganización del trabajo junto con una disponibilidad todavía mayor a colaborar entre vosotros y a armonizaros con los otros medios que forman parte de la Conferencia Episcopal Italiana: la Agencia Sir, Tv2000 y la emisora radiofónica InBlu".
En este sentido, se remitió a la experiencia del sector de comunicación de la Santa Sede e indicó que "la convergencia y la interactividad de las plataformas digitales deben favorecer sinergias, integración y gestión unitaria".
De esta manera, se puede hacer frente al contexto comunicativo actual, en el que "la velocidad de la información supera nuestra capacidad de reflexión y de juicio".
"También como Iglesia estamos expuestos al impacto y a la influencia de una cultura de las prisas y de la superficialidad: más que la experiencia, importa aquello que es inmediato, lo que está al alcance y puede ser consumido de forma rápida".
Frente a esa "cultura de las prisas", el Papa propuso la figura de San José, "el carpintero de Nazareth" que "nos lleva a la urgencia de encontrar un sentido de sana lentitud, de calma y de paciencia. Con su silencio nos recuerda que todo tiene su inicio en la escucha, en el trascenderse a sí mismo para abrirse a la palabra y a la historia del otro".
El Santo Padre se refirió a San José como "el hombre del silencio. A simple vista podría incluso la antítesis del comunicador. En realidad, solo apagando el ruido del mundo y nuestras propias habladurías será posible la escucha, que es la primera condición de todo comunicador".
Francisco animó a los periodistas de Avvenire a "no cansaros de buscar la verdad con humildad, frecuentando habitualmente la Buena Noticia del Evangelio. Que esa sea la línea editorial a la cual vincular vuestra dignidad".
"Dejaos interrogar por aquello que sucede. Escuchad, profundizad, confrontad. Manteneos alejados de los callejones sin salida donde se debaten aquellos que presumen de haberlo entendido ya todo. Contribuid a superar las contraposiciones estériles y dañinas", concluyó.