Las religiosas de la Arquidiócesis de Santiago se reunieron para reflexionar sobre la carta que el Papa Francisco envió a la Conferencia Episcopal de Chile, tras conocer el informe de Mons. Charles Scicluna sobre los testimonios que acusan a Mons. Barros, Obispo de Osorno, de haber encubierto los abusos sexuales cometidos por el sacerdote Fernando Karadima.
En el encuentro, realizado el 25 de abril, participó el Arzobispo de Santiago, Cardenal Ricardo Ezzati, y el Obispo Auxiliar y Vicario para la Vida Consagrada, Mons. Jorge Concha.
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El Cardenal Ezzati explicó que fue "un encuentro de información para que las hermanas, que son parte importante de la Iglesia, conocieran muy de cerca la carta que el Papa le envió a los obispos de Chile y para que se unan desde ahora a la campaña de oración que nos ha pedido el Santo Padre".
Por su parte, Mons. Jorge Concha señaló que se quiso "hacer partícipe a las religiosas de la reflexión y el discernimiento de la carta que nos envió el Santo Padre al episcopado chileno y a todos, también a la vida religiosa".
"Que ellas también puedan expresar su sentir y que con su reflexión también puedan ayudarnos a los pastores a entender mejor para el encuentro con el Papa. También para lo que viene después de la visita que haremos al Santo Padre, todo en vista a la renovación de la Iglesia, donde todos son importantes", sostuvo.
En declaraciones a Comunicaciones del Arzobispado de Santiago, Orielle de Jesús López, del Orden de Vírgenes, expresó su deseo de que esta situación permita "mirar la realidad como es, y que se escuchen nuestra visiones".
"Nuestro aporte está en decir qué podemos hacer ahora, o qué se necesita ahora para recuperar la confianza. Creo que como comunidad, todos los consagrados, al hablar desde nuestra realidad crecemos con el aporte de todos los que somos distintos", señaló López.
En tanto, la Hna. Eugenia María Muñoz, de la comunidad de Schöenstatt, consideró esta instancia como una oportunidad para las consagradas de "escuchar y tomarle el pulso al mensaje del Papa, que ha hecho un llamado inédito a ayudar a la Iglesia en Chile y a restablecer la comunión".
Agregó que "queremos, a través de nuestro ser mujeres consagradas, escuchar esa voz y ver en la vida práctica y concreta donde estamos, en nuestros campos apostólicos, como podemos ayudar a que la Iglesia reviva y se sienta una".
"No sabemos lo que va a pasar a corto, mediano y largo plazo, pero sí sabemos que la Iglesia está un poco anémica, algo nos faltaba: alegría, unidad, esperanza. Creo que estos encuentros preparatorios que se están haciendo, traen un nuevo estado de dinamismo a la Iglesia de Santiago. Hay que seguir en estado de oración y reflexión", reflexionó la religiosa.