Durante la ordenación de dos nuevos sacerdotes en Uruguay, el Arzobispo de Montevideo, Cardenal Daniel Sturla, compartió a los presbíteros un "secreto" para vivirlo cada día: "Si rezan su tiempo se multiplicará, las nubes se disiparán, los miedos desaparecerán".
"El que multiplicó los panes y los peces, multiplicará el tiempo de los que rezan", dijo el Cardenal Sturla en la Eucaristía celebrada en el domingo 22 de abril, domingo del Buen Pastor, en la Catedral Metropolitana de Montevideo.
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Según indica la oficina de Comunicaciones de la Iglesia de Montevideo (ICM), los recién ordenados sacerdotes son Luis Ferrés e Isaías Marecos, a quien el Arzobispo les dio este consejo porque les "sobrará trabajo y les faltará tiempo. Deberán medir sus fuerzas y tener sus tiempos de descanso para retomarlas".
Ambos sacerdotes pertenecen a la Diócesis de Montevideo. El P. Luis tiene 27 años y es uruguayo; mientras que el P. Isaías tiene 29 años, es paraguayo y pertenece al Camino Neocatecumental.
¡Tenemos dos nuevos sacerdotes en #Montevideo! ???????? @luchoferres e Isaías Marecos pasaron a formar parte del cuerpo presbiteral de la #Iglesia. Así vivimos su ordenación --> https://t.co/UV4iZZXR0x ???? pic.twitter.com/KmmVyr6Sra
- IglesiaCatólicaMdeo (@ICM_uy) 25 de abril de 2018
En su homilía, el Cardenal Sturla dijo que la frase del Evangelio: "El Buen Pastor da la vida por sus ovejas" sintetiza la vida del sacerdote; porque cuando la vida envejece cuando se guarda, "en cambio se hace más bella, más fuerte, más joven, si la doy".
En ese sentido, les dijo que el Señor al ungirlos "les da un corazón pastoral, para que conozcan y amen a la comunidad y a las personas que son enviados".
"También una mirada vigilante ante los lobos que, aquí y allá, quieren inmiscuirse en el rebaño. No les tengan miedo, confiamos que no serán ustedes como los asalariados, de los que habla el Evangelio, que cuando ven al lobo huyen", agregó.
El Arzobispo señaló que Cristo "debe estar cansado de soldados quejosos", por eso los llamó a ser "soldados alegres en el combate bajo el mejor capitán, el Señor les da su gracia".
El Cardenal Sturla recordó que la ordenación sacerdotal es "para siempre", es decir, "desde ahora hasta la eternidad". "Cuando lleguen ante el juicio de Dios Misericordioso les mostrarán las manos que serán ungidas en un rato", señaló.
Entonces podrán decirles: "Mis manos Señor Jesús han sido tuyas, consagradas por tu Espíritu, con ellas he bendecido hasta a mis propios padres, he bautizado a niños, jóvenes y adultos, he perdonado los pecados, he ungido a los enfermos, he presentado el Pan y el Vino de la ofrenda. En mis manos, Señor, Tú te has hecho presente en el Pan de Vida".
El Prelado les recordó que "en las llagas gloriosas de Cristo Resucitado, sentado a la derecha del Padre, verán el sentido de sus propias vidas".
Podrán, además, llegar a saber "si han sido fieles o no al don siempre inmerecido del sacerdocio. Si sus manos ungidas han sido, a la vez, de trabajadores en la viña del Señor, si están encallecidas por la tarea evangelizadora, si han tocado con sus manos las llagas de Cristo en las llagas de nuestros hermanos que sufren".
El Cardenal Sturla los animó a no asustarse con sus flaquezas, pecados y dificultades.
Indicó que aunque "el demonio intentará empañar sus sentimientos y emociones", no estarán solos, porque "hay un cuerpo presbiteral que los acompaña, tienen a su obispo, cultiven la amistad sacerdotal, mantengan vínculos siempre vivos con sus familias, tienen el apoyo de la comunidad".
Finalmente, el Cardenal Sturla los confió a los cuidados de la Virgen María, quien "será doblemente la madre de ustedes. A Ella los encomendamos en la certeza que esta madre, dulce y poderosa, sabrá defenderlos, acompañarlos, endulzar sus soledades, curar sus heridas y animarlos a continuar en primera línea al servicio de su Hijo".