La segunda catequesis del ciclo sobre el Bautismo que el Papa Francisco ya comenzó la semana pasada en la Audiencia General, se centró en esta ocasión en el "signo de la fe cristiana", e hizo dos curiosas recomendaciones para recordar cada día este sacramento.
Durante su catequesis en la Plaza de San Pedro, el Papa invitó a hacer el signo de la cruz "cuando nos despertamos, antes de las comidas, ante un peligro, en defensa contra el mal, la noche antes de dormir, significa decirnos a nosotros mismos y a los demás a quién pertenecemos, quién queremos ser".
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Pero también invitó a hacer en casa como en la Iglesia y "conservar en un vaso de agua un poco de agua bendita" y "así, cada vez que entramos o salimos, haciendo el signo de la cruz con el agua recordamos que estamos bautizados".
"Hacemos memoria en la aspersión con el agua bendita que se puede dar el domingo al inicio de la Misa, como también en la renovación de las promesas bautismales durante la Vigilia Pascual".
En este sentido, señaló que "regresar a la fuente de la vida cristiana nos lleva a comprender mejor el don recibido en el día de nuestro Bautismo y a renovar el empeño de corresponder en las condiciones en las que hoy nos encontramos".
El Papa recordó que en el rito de acogida viene preguntado el nombre del candidato, "porque el nombre indica la identidad de una persona".
"Dios llama a cada uno por el nombre, amándonos individualmente, en la concreción de nuestra historia".
"El Bautismo –prosiguió– enciende la vocación personal a vivir como cristianos, que se desarrollará en toda la vida. Implica una respuesta personal y no remunerada, con un 'copia y pega'. La vida cristiana, en efecto, está entretejida de una serie de llamadas y de respuestas".
Francisco apuntó que "los padres piensan en el nombre que dar al hijo ya desde antes de que nazca: también esto forma parte de la espera de un hijo que, en nombre propio, tendrá su identidad original, también para la vida cristiana unida a Dios".
El Papa recordó que "la fe de no se puede comprar, pero sí pedir". "En suscitar y despertar la fe sincera en respuesta al Evangelio tienden la formación de los catecúmenos y la preparación de los padres, como la escucha de la Palabra de Dios en la misma celebración del Bautismo".
"Si los catecúmenos adultos manifiestan en primera persona lo que desean recibir como don de la Iglesia, los niños son presentados por los padres y con los padrinos".
"El diálogo con ellos permite expresar la voluntad de que los pequeños reciban el Bautismo y a la Iglesia la intención de celebrarlo", explicó.
También afirmó que "la cruz es el distintivo que manifiesta quién somos: nuestro hablar, pensar, mirar, obrar está bajo el signo de la cruz, es decir, del amor de Jesús hasta el fin", dijo al rememorar cómo los niños son signados con la cruz en la frente, en la boca y en el pecho".
"¿Nuestros niños sabe hacer el signo de la cruz bien?", se preguntó. "Muchas veces he visto a niños que para hacer la señal de la cruz hacen así…, no saben hacerlo, vosotros, padres, madres, abuelos, padrinos, madrinas, debéis enseñarles a hacer bien el signo de la cruz porque es repetir lo que ha sido hecho en el Bautismo".