Este mes de abril, una delegación de obispos de El Salvador visitó Estados Unidos con el fin de abogar por una reconsideración de los recientes cambios a la política de inmigración.
En enero de 2018, el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos puso fin al Estatus de Protección Temporal (TPS por sus siglas en inglés) otorgado a El Salvador en 2001, después de los terremotos de enero y febrero de ese año.
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Además de El Salvador, el Gobierno del presidente Trump canceló el TPS para Haití, Sudán y Nicaragua.
El TPS se otorga a los países que enfrentan un conflicto armado en curso, un desastre ambiental u "otras condiciones extraordinarias y temporales que impiden que las personas regresen a su país de forma segura".
Por lo general, los ciudadanos de países con el TPS están protegidos de ser deportados en el caso que se descubra que están en Estados Unidos como ilegales.
Si todo sigue igual, antes del 9 de septiembre de 2019 unos 200 mil salvadoreños tendrán que abandonar Estados Unidos, presumiblemente para regresar a El Salvador. Además hay aproximadamente 270 mil niños ciudadanos estadounidenses que han nacido de salvadoreños durante la última década y media.
Frente a esto, los obispos expresaron su preocupación de que el término del TPS obligue a estas familias, con estatus migratorio mixto, a separarse. Por ello, consideraron que el regreso forzado de 200 mil personas a El Salvador no es una opción aceptable.
Los obispos se reunieron en una mesa redonda organizada por la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) y la organización de ayuda internacional Catholic Relief Services (CRS).
Participaron el Obispo Auxiliar de San Salvador, Cardenal José Gregorio Rosa Chávez; el Arzobispo de San Salvador, Mons. José Luis Escobar Alas; el Obispo de Zacatecoluca, Mons. Elías Samuel Bolaños Avelar; el Obispo de Santiago de María, Mons. William Ernesto Iraheta Rivera; y el Obispo Auxiliar de Washington D.C., Mons. Mario Doronsville-Rodríguez.
Los pastores alertaron que la situación en El Salvador es peligrosa debido a la violencia de pandillas y la pobreza extrema. Esto crea un clima de mucha inseguridad y muy pocas oportunidades de empleo.
Además, advirtieron que la afluencia de personas que regresan a El Salvador desde Estados Unidos puede abrumar a la economía ya frágil.
Por otra parte, muchos salvadoreños en Estados Unidos envían remesas a El Salvador y de esa manera proporcionan un impulso a su economía. De revocarse el TPS, estos pagos terminarían y dañarían aún más la economía del país.
La violencia de pandillas ha llegado a tal punto de que en 2016 Mons. Escobar emitió su primera carta pastoral "Veo en la ciudad violencia y discordia", respecto a este tema.
En el diálogo, los obispos salvadoreños también hablaron sobre su esperanza en la canonización del Beato Oscar Romero, asesinado en 1980, quien sería el primer santo reconocido del país.
Desde el Catholic Relief Services, la especialista legislativa sénior Jill Marie Gerschutz-Bell, explicó que "la falta de oportunidades de empleo, el hecho de que las pandillas se hayan infiltrado en todos los aspectos de la vida en El Salvador, incluida las escuelas, hace casi imposible llevar una vida normal".
Además de las solicitudes de cambios al TPS, los obispos y CRS esperan que el Congreso avance en la codificación de parte o la totalidad del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) en la ley, además de crear un camino hacia la ciudadanía para las personas que viven ilegalmente en Estados Unidos.
La mesa redonda fue parte de la visita del clero salvadoreño. Del 9 al 14 de abril, los obispos estuvieron en Washington D.C. para reunirse con miembros del Congreso y visitar a sus compatriotas residentes allí, quienes la mayoría de esa zona se concentra en la ciudad de Alexandria, Virginia, que se encuentra a las afueras de Washington.
Traducido y adaptado por Bárbara Bustamante. Publicado originalmente en CNA.