El recientemente fallecido Cardenal Keith O'Brien, que fuera Arzobispo de St. Andrews y Edimburgo (Escocia) pidió perdón en su testamento a quienes pudo haber ofendido.
Según informa el diario británico The Guardian, en la homilía de los funerales que presidió en la iglesia St. Michael en Newcastle, el Cardenal Vincent Nichols, Arzobispo de Westminster, dijo que el fallecido Purpurado "escribió en su testamento: 'Pido perdón a todos los que he ofendido en esta vida. Dos gracias a Dios por las bendiciones que me dio especialmente el sacramento de las sagradas órdenes'".
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Ante unas 200 personas, el Cardenal Nichols dijo de O'Brien que "todos conocemos sus luces y sombras, y no necesitamos pasar más tiempo hablando de ellas, incluso porque él mismo nos ha dado las palabras clave que debemos tener en mente".
"Estas palabras son las que nos guían mientras rezamos por el reposo de su alma y por todos aquellos a quienes ofendió. Le pedimos a Dios que las fortalezca en este momento también", dijo el Cardenal Nichols.
El Cardenal Keith O'Brien fue ordenado sacerdote en 1965 y fue designado Arzobispo de St. Andrews y Edimburgo el 30 de mayo de 1985. Durante 10 años se desempeñó como Presidente de la Conferencia Episcopal de Escocia. Fue creado Cardenal en 2003.
Renunció al cargo de Arzobispo en 2013, a la edad de 74 años, tras las acusaciones de haber incurrido en inconductas sexuales con otros hombres en la década de 1980. La renuncia fue aceptada por Benedicto XVI.
O'Brien, que anunció que no participaría en el cónclave de marzo de 2013 en el que se eligió al Papa Francisco, admitió que "hubo ocasiones en las que mi conducta sexual cayó debajo de los estándares que se esperaban de mí como sacerdote, arzobispo y cardenal".
En ese mismo año, el Papa Francisco aceptó su renuncia a los derechos y privilegios que le correspondían como cardenal, y dos meses después el Purpurado dejó Escocia para un tiempo de oración y penitencia.
Falleció el pasado 19 de marzo, a la edad de 80 años.